| sábado, 06 de septiembre de 2003 | La docencia como servicio "Soy hijo de un empleado ferroviario. Mi familia estaba compuesta por cinco hermanas mujeres y dos varones. La mayor de todas fue a estudiar a la escuela Normal de Santa Fe y después todos seguimos el mismo camino". Así relata sus inicios en la profesión Carlos Barrera, maestro rural, actual director de la Escuela Rural Nº 711, ubicada en paraje Los Tres Reyes, en el distrito San Agustín, departamento Las Colonias (Santa Fe).
Aclara que sólo tres -una mujer y dos varones- siguieron la vocación y en su caso, que ya cuenta con más de 30 años en la docencia, tuvo la suerte de titularizarse en el cargo apenas se recibió.
"Me impresionó mucho la gente que vive en los ambientes rurales. Conocí gente maravillosa, semianalfabetos pero con calidad humana, de respeto, que me despertó la vocación y uno siente que no les puede fallar", explicó Barrera al relatar por qué eligió ser maestro rural. "Uno les tiene que devolver con sacrificio. En esos lugares, la palabra tiene un valor y cuando se da la mano es trato hecho".
En su opinión, la tarea del docente rural se sintetiza en servicio y si bien no se descarta lo pedagógico, en esos lugares la gente ve al maestro como un consejero, o quien le consigue los remedios, por ejemplo. "Hasta en muchos casos hacemos de sacerdote", señaló.
"No sé si somos buenos pedagógicamente pero lo hacemos con decencia. Somos muy simples. Tenemos al alcance de las manos muchos elementos para formar: la naturaleza, la huerta", reflexiona. "Hemos sufrido -agrega- grandes transformaciones pero nos hemos esforzado buscando las soluciones con los pares. Y eso te forja. El hecho de pelearlo con otros te da fuerzas".
En cuanto a si siente reconocimiento a su labor, Barrera sostuvo que sí, sobre todo por la gente. "Eso es lo que me importa", resaltó al respecto. Por eso, cuando habla de sus mayores satisfacciones recuerda el día que se encontró en Santa Fe con un ex-alumno vendiendo flores en la calle y le gritó: "Maestro"; o cuando encontró a otra ex-alumna en la puerta de la Universidad Nacional del Litoral cursando el tercer año de ingeniería."Lo que más me importa es que sean buenas personas. Mas allá de los títulos y los honores. Y además, que no se olviden de sus orígenes, que ese debe ser el norte que los guíe".
En el año 2000, formó con otros educadores una asociación de maestros rurales en la provincia de Santa Fe, donde son poco más de 800 los establecimientos con estas características. "Cariñosamente yo hablo de mi escuelita pero en una reunión alguien se paró y me cuestionó el concepto porque en realidad es una escuela con mayúscula", explicó : "Sé que es de calidad, amplia, formadora y tiene principios", dice orgulloso.
Barrera en todo momento mostró orgullo por su profesión y he hizo hincapié en la necesidad de que los reconozcan "no sólo por lo inhóspito". También instó a sus colegas a que "no abandonen la lucha". Pero recalcó que eso no se logra sino existe vocación. enviar nota por e-mail | | |