| miércoles, 13 de agosto de 2003 | Diez hombres y una ventana con barrotes María Julia Alsogaray es la única mujer detenida en la Unidad Antiterrorista (Duia) de la Policía Federal, que aloja a diez hombres, al menos hasta que su defensa intente un cambio de lugar cuando apele su prisión preventiva.
La ex funcionaria ocupa una celda de tres metros por dos y medio, con una cama de madera de una plaza, una mesita, dos sillas, un pequeño placard y una ventanita con barrotes que da a un pasillo común.
Por lo pronto, Alsogaray logró sumar una mesa de luz y sábanas, que mandó a buscar a su casa. Si lo desea, podrá recibir comida y no deberá compartir el menú del lugar.
Se trata de uno de los 12 calabozos ubicados en el primer piso del área administrativa de la Duia, que depende en forma directa del jefe de la división, comisario inspector Jorge Palacios.
Una celda para famosas Según dijo el juez federal Rodolfo Canicoba Corral, es el mismo lugar donde estuvo detenida la dueña del diario Clarín, Ernestina Herrera de Noble. María Julia deberá compartir el baño, ubicado a 80 metros de su celda, con otros diez detenidos, entre ellos el ex concejal porteño Eliseo Roselló.
"El tiempo de detención lo determinará, por un lado, lo que resuelva la Cámara Federal cuando le toque ver si revoca o no la prisión preventiva. Si se confirma, llegado el momento decidirá el tribunal oral", evaluó Canicoba.
Alsogaray pasará al menos los próximos tres días en esa celda, ya que ese es el plazo que -se calcula- se tomará la defensora oficial, Perla Martínez de Buck, para apelar y pedir cambio de lugar de arresto.
En tanto, el propio magistrado reveló que la ex funcionaria nacional se mostró "tranquila" cuando le comunicó su procesamiento con prisión preventiva. "Estaba entera", graficaron, a su turno, fuentes judiciales.
Pasadas las 12, María Julia fue llevada a la Duia, custodiada por efectivos de la Federal, en un Renault 19 (con vidrios polarizados), vehículo que fue apoyado por otro rodado de la fuerza.
Vestida con un traje negro y un chal marrón con arabescos blancos sobre sus hombros, y portando un pequeño maletín en su mano izquierda, Alsogaray abandonó la sede judicial, donde había llegado cuando las luces del día comenzaban a despuntar.
Su compañero de causa, Enrique Kaplan, ex funcionario y ex dueño de la peluquería Adán, recaló en dependencias de Gendarmería Nacional. enviar nota por e-mail | | |