 | lunes, 30 de junio de 2003 | Los refuerzos de experiencia tuvieron un peso decisivo Rodolfo Parody / La Capital Se recorrió un largo camino para cumplir el objetivo de ascender a la Primera B Nacional desde que Daniel Teglia pasó a conducir el destino de Tiro. El primer paso fue la incorporación de nombres rutilantes y la incógnita era saber si futbolistas no habituados al duro Argentino A sabrían adaptarse. Hoy se puede decir que la decisión fue acertada. Es más, resultaron fundamentales.
Cobró singular valor la participación de Hugo Romeo Guerra, protagonista de mil batallas en la primera división. Relegado en el torneo Apertura, con 37 años fue vital en el Clausura y decisivo en los partidos chivos. Y terminó siendo el goleador del equipo.
Para contrarrestar las opiniones que en el fútbol de ascenso sólo sirve meter, Walter Paz (30 años) dejó en claro que el talento sirve siempre. Pelota contra el piso, desmarque, toques de primera, ubicuidad. Hasta en los peores terrenos el Pescadito le dio claridad al juego tirolense.
Otro que hizo banco al principio de temporada al igual que Guerra, y terminó siendo vital, fue Rubén Chávez (29). Apagó los incendios y errores de sus laderos de defensa, y se encargó siempre de encimar con acierto al delantero más importante del rival.
Debajo de los tres palos, Marcelo Misetich (35) respondió con acierto. No es un arquero que luce por sus voladas pero siempre está bien ubicado.
Javier Becerra (23), Fabián Garfagnoli (32) ausente ayer por estar suspendido, Fernando Zaniratto (22), Charles Pérez (25), Hernán Heinze (31), y Pablo Vacaría (22) también hicieron su aporte. La incorporación de experimentados, y de otros más jóvenes, aunque sin roce en el ascenso, dio sus dividendos. enviar nota por e-mail | | Fotos |  | El agradecimiento de Charles Pérez. | | |