 | lunes, 30 de junio de 2003 | Central es de primera Los canallas hicieron realidad un sueño pretencioso Sergio Faletto / La Capital Los canallas hoy ya no son los mismos. Arrojaron contra el piso la fatídica calculadora y ahora sólo piensan en los compromisos internacionales. Dicen que envejecieron más de la cuenta en el último año, pero también aseveran que después del sábado se sienten más jóvenes. Lo que no sorprende porque ellos son cambiantes y a veces contradictorios. Pero ahora están felices y entusiasmados. Y les sobran motivos para estarlo. Porque demostraron una enorme capacidad para salir de una situación límite. Y también para conseguir otros logros que no estaban en el comienzo de esta historia. Arrancaron en el descenso directo. Y terminaron clasificando para la Copa Sudamericana. Y esperan que Boca festeje este miércoles en San Pablo para así ellos celebrar el retorno a la Libertadores. Pasaron de aquella preocupación que anudó el corazón tras la derrota con Estudiantes en el Gigante durante el Apertura a la liberación del espíritu con el empate del sábado en Banfield. Así de loco. Así de anhelado.
El fútbol tiene algo de mística, pero no se puede decir que los auriazules superaron el difícil y duro peregrinar por una cuestión de fe. Algunos sostienen que en este deporte siempre gravita la cuota de suerte, pero tampoco es certero adjudicarle al azar la muy buena campaña que elaboraron los canallas. Ya no hay margen para la duda. Central hizo posible este presente gracias al trabajo de todos los sectores que integran la entidad. Los jugadores y el cuerpo técnico hicieron lo más difícil, pero todos los hinchas y algunos directivos también acompañaron el esfuerzo que exigía la realidad.
Porque el 6 de enero de este año el plantel y el DT acuñaron como mensaje único que sólo se trataba de eludir el descenso y tratar también de evitar la promoción, y en la búsqueda de esa meta ni la más emocionante de las victorias los desvió, demostrando una férrea convicción al expresar hasta el hartazgo que "todavía falta mucho".
Pero con actitud, solidaridad, personalidad y juego práctico Central se alejó progresivamente de los pesares. Más aún en el Clausura. Iniciando su derrotero con una igualdad ante San Lorenzo que dejó la bronca entre los canallas porque estuvieron muy cerca de ganar después de una reacción impresionante. Pero el lamento dejó el espacio a la satisfacción por la primera victoria frente a Lanús. Satisfacción que se hizo delirio en La Plata por la goleada a Gimnasia en un partido con una previa polémica. Y otra vez el Gigante apretó los dientes para que el anfitrión derrotara a Olimpo.
Ya en el horizonte asomaba el clásico pero Central tenía primero a Racing en el Cilindro, y con mucho coraje el equipo auriazul alcanzó un empate. Después sí llegó el derby de la ciudad. Con todo el folclore ingeniado, Russo ocupó otra vez el banco local. Y de vuelta el resultado fue amplio para el dueño de casa.
Tras esto, el síndrome de Menotti marcó el presente, ya que el Flaco tras ganar el clásico no pudo sumar más de a tres. Entonces Russo se llevó a sus muchachos a Tandil. Pero en esta ocasión ni las cábalas ni la distancia modificaron el resultado. Vélez fue contundente y le propinó a la Academia la primera derrota. El Colón del Patón aparecía como ideal para recuperarse, pero no, porque el empate final abrió la puerta a ciertos cuestionamientos.
La preocupación caminó nuevamente por las calles de Arroyito, pero Chacarita fue el adversario justo para volver a la senda del triunfo. Pero el equipo derrapó por la jerarquía de River y volvió a la huella con dificultad frente a Huracán.
Los empates ante Arsenal y Talleres hicieron fruncir el ceño del rostro auriazul, el que recuperó el semblante con el triunfo frente al Independiente de Ruggeri. En La Plata Central pinchó un punto contra el Estudiantes del Narigón Bilardo, y después llegaron las dos victorias determinantes para respirar un aire puro como hacía tiempo no sucedía. Los canallas despacharon con goles a Chicago y Unión para después acordar con Banfield el punto necesario para volver a ser. Y sólo resta el último compromiso, justo con Boca, al que la Academia querrá vencer para festejar el final de una campaña ejemplar.
Claro que contarlo ahora es muy simple, pero sólo los centralistas saben de lo fatídico que fue vivir con la ingrata compañía de un coeficiente que a lo largo de casi doce meses sólo sirvió para incomodar.
Fue bárbaro lo que hizo Central y su gente. No sólo dentro del campo de juego. Sino también fuera. Porque el hincha canalla obligó a todo el país a hablar de su multitudinario acompañamiento. Con caravanas interminables. Con presencia incalculable. Toda una demostración de lo que se debe hacer para convertir en posible lo impensado. enviar nota por e-mail | | Fotos |  | Los canallas consiguieron objetivo fijado. | | |