La crisis política mundial que desataron los recientes fusilamientos dispuestos por el gobierno de tres cubanos que habían secuestrado un buque de pasajeros no escapó al diálogo de Orlando Borrego con La Capital. La cuestión plantea un dilema de orden filosófico que también alcanza la órbita de la ética política revolucionaria. Dicho en grandes líneas, se considera que la eliminación del adversario durante la lucha revolucionaria por la toma del poder tiene una justificación ideológica y política que ya no posee el mismo acto cuando se lo aplica desde un gobierno revolucionario socialista, que está instalado en el poder y ha implantado una sociedad de naturaleza profundamente distinta a la capitalista. El economista rebelde recordó que "durante la guerra, aparte de mis tareas en la Junta Económica Militar, el Che me designa presidente del Tribunal Revolucionario, que tenía que enjuiciar a cerca de cincuenta prisioneros. El cuidado, el rigor que se aplicó para no cometer una injusticia, hizo que se revisara exhaustivamente cada caso. Noche tras noche, una comisión investigadora de cada acusado elaboraba un informe que era discutido diariamente con el Che. Ese rigor salvó a una cantidad tremenda de gente". "Llegó un momento -añadió- en que había cincuenta o sesenta detenidos para fusilar, incluido el ex ministro de Justicia de Batista, y entonces Fidel volvió de un viaje a EEUU, donde pudo constatar que ya había fuertes críticas a nivel mundial contra la Revolución por este tema. Entonces, nos reunió a los principales dirigentes y, con la presencia del Che, nos dijo: «Hay que parar con esto, porque está haciendo daño a la Revolución; aunque haya algunos que merecen ser fusilados diez veces». Borrego aseguró que "la pena de muerte es algo que nosotros no queremos que exista en Cuba, pero la situación que tenemos con EEUU es de tanta agresividad, con actos de sabotaje que han costado la vida a muchos cubanos e incluso de ciudadanos extranjeros, como fue el caso reciente de un turista italiano que fue destrozado por una bomba, cuyos acusados están todavía en juicio, que se hace imposible eliminarla en este momento". El dirigente precisó que "en este caso que tuvo tanta resonancia, y que se produjo simultáneamente con la agresión norteamericana a Irak, se actuó de la forma más descarada, ya que el propio encargado de intereses económicos de EEUU organizó en su residencia, con la participación de contrarrevolucionarios cubanos de adentro y de Miami, 29 actos terroristas, de los cuales el secuestro del avión en pleno vuelo fue el primero y el caso del buque de pasajeros, el segundo". Finalmente, Borrego destacó "los terribles antecedentes penales que tenían los responsables y el salvajismo de que hicieron gala durante el secuestro, poniendo en riesgo la vida de mujeres y niños".
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