Año CXXXVI
 Nº 49.874
Rosario,
lunes  16 de
junio de 2003
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Orlando Borrego, ex combatiente del Movimiento "26 de Julio"
Entrevista al ex número dos del Che Guevara
"Che, yo a ti no te abandono". Con esas palabras Fidel Castro le reservó al rosarino, preso en México, su lugar en el "Granma"

Eduardo Valverde / La Capital

El hombre que está frente al grabador habla remarcando cada palabra con gran convicción. Su piel evidencia la impronta del sol inclemente del Caribe y tiene tatuada la huella indeleble de casi cincuenta años de historia cubana. Orlando Borrego Díaz, porque de él se trata, ex número dos del comandante Ernesto Che Guevara en el Ministerio de Industrias del gobierno revolucionario, que ingresó al Movimiento "26 de Julio" cuando era apenas un joven e inquieto estudiante de economía, está dispuesto a abrir ante La Capital el libro de su vida y las puertas de su corazón, forjados al calor del ideario del Apóstol José Martí, en una sutil mixtura con el materialismo histórico de Carlos Marx y las tesis revolucionarias de Vladimir Lenin.
Borrego definió a la relación entre el Che y Fidel Castro como "absolutamente entrañable y fraternal", recordando que cuando cayó preso en México pocos días antes de la partida de la expedición del "Granma" hacia la isla, Fidel le aseguró, apelando a una histórica frase: "Che, yo a ti no te abandono".
Nacido en Olguín, en 1936, Borrego nunca abandonó su militancia y en la actualidad se desempeña como asesor en el Ministerio de Transporte cubano. Fue un testigo privilegiado del paso fulgurante del barbado líder revolucionario argentino por la historia de Latinoamérica, si pensamos que se incorporó ("por azar", según sus palabras) a la columna que comandaba el médico rosarino en las sierras del Escambray, poco tiempo antes del combate de Santa Clara, que fue el que precipitó la caída del régimen de Fulgencio Batista, el 1º de enero de 1959. A partir de allí, su vida estuvo indisolublemente ligada a la del guerrillero de la boina negra, hasta que éste dejó la isla en 1965 para proseguir su lucha revolucionaria en el Congo y luego en Bolivia, donde lo alcanzó la muerte en 1967.
El dirigente cubano, autor de dos obras sobre el Guerrillero Heroico, "Che: el camino del fuego" (2001) y "Che: recuerdos en ráfaga" (2003), visitó Rosario para presentar este último libro, que revela aspectos cotidianos y poco difundidos de su vida, y participar junto a importantes líderes socialistas del Seminario Internacional "Ernesto Che Guevara" destinado a conmemorar el 75º aniversario de su nacimiento, que se realizó los días 12, 13 y 14 de este mes.
-¿Cuándo ingresó al Movimiento "26 de Julio" y bajo qué circunstancias?
-Yo era uno de los jóvenes cubanos que, sin mayor formación política, estuvimos conscientes de la situación que vivía nuestro país dentro del capitalismo: con injusticias y gobiernos corruptos. Soy hijo de padres campesinos y nieto de mambises (campesinos revolucionarios martianos). Luego, en la Escuela Profesional de Comercio, me incorporé al movimiento estudiantil en Olguín, donde en una primera etapa milité en el Partido Ortodoxo, liberal, del cual Fidel Castro era uno de los dirigentes que comenzaba a destacarse. Entonces vino el fallido asalto al cuartel Moncada y el estudiantado se vuelca en apoyo a los presos, entre los que estaba Fidel, y poco después se incorpora activamente al Movimiento "26 de Julio" para iniciar ya el camino de la insurrección armada contra Batista. Cuando desembarcó el "Granma", participé en las luchas estudiantiles que hubo en Olguín y en acciones urbanas ya dentro del "26 de Julio".
-¿Cómo se incorpora a la columna del Che?
-Luego de un tiempo como combatiente en la ciudad, en realidad decido unirme a la columna de Camilo Cienfuegos porque era el comandante de Fidel más popular entre los estudiantes, cuando ambos grupos estaban ya en la provincia central de Las Villas, en las sierras del Escambray. Pero cuando subí a la montaña y logré los contactos lógicos y clandestinos de nuestro movimiento, me insistieron en que tenía que ingresar en la columna del Che, por eso es que mis contactos con él son un poco casuales. En realidad yo luché mucho por no ir a su columna, pero finalmente terminé incorporándome a los hombres del argentino, como lo conocíamos nosotros. Participé como un combatiente más en el combate de Santa Clara, que precipitaría la caída de Batista. Luego el Che me ordenó permanecer en Santa Clara, como jefe de la Junta Económica Militar del Regimiento de La Cabaña, con lo cual me perdí la entrada en La Habana. Así comenzó la historia de mi ligazón económica permanente con el Che, que luego se profundizaría cuando llegué a ser su viceministro 1º en el Ministerio de Industrias (1961-1964).
-¿Cómo era la relación del Che con Fidel?
-Fue absolutamente entrañable y fraternal, con una gran identificación política e ideológica desde que se conocieron en México, en casa de María Antonia González. Cuando ya iban a salir de México, con el "Granma", el Che cae preso. Entonces le dice a Fidel: "No puede peligrar la causa revolucionaria por mí. Te pido que me dejes preso y no te preocupes. Cuando yo salga me incorporaré a la lucha". Y entonces, Fidel pronuncia esa famosa frase: "Che, yo a ti no te abandono". Luego logran liberarlo, se une a la expedición y a los pocos meses del desembarco Fidel lo nombra, por su coraje personal y su cultura política, como primer comandante de la Revolución, después de él y por encima de Raúl Castro, que era un ex combatiente del Moncada.



Borrego secundó al Che en el Ministerio de Industrias.
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