Lo previsible se hizo realidad. Se sabía de antemano que si no ganaba el fastidio de los hinchas se iba a multiplicar. Y así ocurrió. Porque Newell's no sólo no pudo vencer al equipo del Narigón, sino que tampoco tuvo ideas para conseguirlo. Tampoco fútbol, pero esto ya es repetitivo. Por eso la manifestación a través de los silbidos al final del duelo fue, una vez más, un claro mensaje de hartazgo por la crisis futbolística y de la falta de resultados de la Lepra.
Era obligatorio ganar. Así lo sentían los jugadores en la previa. Así lo reclamaba su gente. Y con ese pensamiento salieron a pelearle los tres puntos a Estudiantes. Pero...
Moría en el intento. Newell's se mostró decidido a llevar adelante su operación triunfo. Controló la pelota en el mediocampo a través de Ponzio, Liendo y Manso e intentó obtener rédito. Pero se quedaba en el intento. Los hinchas se impacientaban y a la media hora de juego comenzaron a presionar con sus cánticos. Y ahí apareció una guapeada de Saucedo que terminó con un disparo a las chapas.
El pincha vino a hacer su negocio. A no perder. Pero cuando vio las ventajas rojinegras se animó y fue por más. A los 40' Ré quiso salir jugando a lo Franco Baresi en el área, se la robó Farías y cuando los platenses se aprestaban para gritar el gol apareció Palos para controlar la situación y llevar alivio a la popular. Y a los 42' otra vez Lulú le ganó un mano a mano al Tecla y salvó su arco.
Un sufrimiento. Si el primer tiempo fue apático, el segundo fue para llorar. Porque a nadie se le caía una idea. Pelotazos y más pelotazos de Ponzio al arco de Docabo pero sin sorprender. Saucedo que peleaba arriba y perdía. Domizi que corría pero siempre le faltaba uno para el peso. Y Manso que sólo insinuaba. Y los del Narigón que mordían y cuidaban el cero.
Nada de un lado. Nada del otro. Algo que, seguramente, habrá hecho lamentarse a más de uno que concurrió al Parque para ver fútbol en el Día del Padre. Porque el abúlico espectáculo era para silbar.
La bronca. "Estos muchachos hacen lo que pueden", manifestaba después el Bambino. Claro que lo visto ayer en el Coloso y en anteriores presentaciones fue muy poco como para pretender acallar la marcha de la bronca que se realizó en el estadio y que se trasladó, incluso, hasta el playón de estacionamiento por donde se retiran los jugadores y el cuerpo técnico.
Una vez más se repitió la imagen de siempre. Esa que muestra a los jugadores retirándose silbados. La gente pedía a gritos una alegría que Ñuls no se la pudor dar. Porque, en realidad, aunque las palabras puedan ser dolorosas a este equipo, limitado por cierto, se le pidió mucho más de lo que podía conseguir.
Síntesis
Newell's 0: \Palos 6, Vella 6, Grabinski 6, Ré 4, Adinolfi 4, Villar 5, Ponzio 6, Liendo 5 (70’ Martínez 3), Manso 5, Saucedo 4 (65’ Marino 4), Domizi 4. Suplentes: Pocrnjic, Domínguez y P. Rosales. Técnico: Héctor Veira.
\Estudiantes 0: \Docabo 6, Angeleri 4, Colotto 5, Cáceres 5, Kuproviesa 5, Gelabert 4 (54’ Aquino 4), Zapata 5, Carrusca 4, Pompei 4 (66’ Cardozo 4), Farías 5, Maggiolo 4 (84’ Pavone). Suplentes: Tauber y Pajuelo. Técnico: Carlos Bilardo.
\Cancha: Coloso. Arbitro: A. Sánchez 4. Amonestados: Grabinski (NOB); Gelabert, Zapata y Cardozo (E). Expulsados: 81’ Martínez (NOB).
La Ciudad
