Con la llegada ayer a Medio Oriente de una delegación encabezada por su secretario de Estado adjunto, John Wolf, EEUU trata de rescatar el plan de paz, amenazado por la reciente escalada de violencia. El viaje de Wolf coincide con la celebración de conversaciones entre las autoridades de seguridad israelíes y palestinas, tras una semana de violencia en la que han muerto más de cincuenta personas. El veterano diplomático, que carece de experiencia en Medio Oriente, tiene previsto reunirse por separado en los próximos días con los dirigentes israelíes y palestinos para analizar la situación. Wolf tendrá que ponerse manos a la obra y hacer de "apagafuegos" en una situación muy volátil, pese a que el Departamento de Estado ha insistido en que su misión no será de mediación sino de "seguimiento, coordinación y promoción" de los compromisos adquiridos en Aqaba.
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