Sentado en la camilla del vestuario, el defensor salaíto Damián Sciretta intentaba reseñar los últimos pasos dados por Argentino en la Primera B. "Con la llegada de Pablo (Marini), las cosas habían cambiado y nos habíamos ilusionado. Estábamos convencidos que jugábamos la promoción. Le pusimos el hombro a esta situación y cuando empezábamos a jugar bien no pudimos cumplir el objetivo de salvarnos. Estoy destruido porque al club lo aprendí a querer en estos años que estoy acá". La primera reacción cuando concluyó el encuentro fue tirarse al piso, a diferencia de otros jugadores que consultaron a los suplentes cual era el resultado de Atlanta. Sciretta lo explicó: "Cuando faltaban dos o tres minutos, pregunté al banco y me habían hecho señas de que ya había terminado". También quiso exteriorizar otras sensaciones. "Bronca hay por un montón de cuestiones. Por la falta de respaldo de los dirigentes. Porque somos quince profesionales y los demás que llegaron a Argentino a ganarse un nombre, cuando las cosas estuvieron difíciles (por falta de pago) decidieron alejarse". En medio de tanto dolor, Sciretta habló de su futuro en el club: "Sería lindo que los dirigentes hagan bien las cosas y poder quedarme en el club".
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