Por su personaje Atticus Finch en "Matar a un ruiseñor" Gregory Peck obtuvo en 1963 el Oscar al mejor actor. Finch era un abogado idealista que defendía en el racista sur de Estados Unidos a un par de negros que eran inocentes, pero prácticamente condenados. En opinión de muchos críticos, este papel es el que más le satisfizo: era un ciudadano correcto, educado, tolerante y modesto de un país intelectualmente libre. La muerte de Peck se produjo menos de una semana después que el Instituto Americano de Cine le rindió homenaje al nombrar a su personaje Atticus Finch como el más grande héroe de una película en todos los tiempos. También se lo recordará por otros papeles memorables en "Las nieves de Kilimanjaro" (1952), como el corresponsal extranjero en Roma en "La princesa que quería vivir" (1953) o como el ejecutivo de una agencia de publicidad en "El hombre del traje gris" (1956). También tuvo uno de sus mejores actuaciones en "Moby Dick" (1956), donde fue un hombre de voluntad de hierro llevado a la locura por demonios internos. Gracias a "La llaves del reino" (1944), de John M. Stahl, fue nominado por primera vez a un Oscar. Era su segunda película. En "Cabo de miedo" (1962), la que produjo, Peck dejó que Robert Mitchum encarnara al personaje principal, a pesar de tener el poder de haberlo hecho él mismo. El filme pasó a formar parte de la lista de clásicos y en 1993 Martin Scorsese hizo una nueva versión con Robert De Niro y Nick Nolte, en la que Gregory hizo una breve aparición. Otra película que Peck produjo, aunque en este caso sí protagonizó, fue "Horizontes de grandeza".
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