Año CXXXVI
 Nº 49.871
Rosario,
viernes  13 de
junio de 2003
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Falleció a los 87 años en su casa de Los Angeles
Partió Gregory Peck, el "hombre más guapo de Hollywood"
El actor norteamericano participó en más de 50 películas y encarnó personajes memorables

Gregory Peck, una de las últimas leyendas del cine norteamericano, falleció a los 87 años en su casa de Los Angeles, tras dar vida en la pantalla a Abraham Lincoln, al abogado idealista Atticus Finch y al doctor del campo de concentración Josef Mengele e interpretar a un amante romántico tan convincente como al capitán Ahab, sediento de venganza, entre muchos otros personajes.
Décadas antes de Brad Pitt, George Clooney y Richard Gere, Peck era el "hombre más guapo de Hollywood". E incluso a su edad, con 1,90 de estatura, seguía teniendo una buena presencia. Su atractivo, que incluso a él mismo le resultaba embarazoso, le encaminó hacia el teatro. Considerado un símbolo sexual en sus primeros años en la actuación, un alto, delgado y de barbilla cuadrada Peck se convirtió en el ejemplo ideal de fortaleza moral y sinceridad de Hollywood, tanto en la pantalla como activista comunitario en la vida real.
El actor oriundo de California, que una vez pensó en hacerse sacerdote, asistió a la academia militar cuando niño y su porte de soldado le sirvió bien en algunos de sus papeles. Hijo de un farmacéutico nacido en California, era estudiante de medicina cuando un profesor que llevaba el teatro de la Universidad de Berkeley le dijo: "Joven, su lugar es nuestro escenario". Entonces Peck dijo que no sabía nada de actuación y la respuesta del profesor fue: "Con su físico, eso no importa en absoluto".
Años más tarde, cuando llegó a Hollywood, el actor se esforzó por desarrollar una amplia gama de personajes. Quería demostrarse a sí mismo y a otros el dominio que tenía de su propia profesión.
Peck debutó en el cine en 1944 con "Días de gloria", y pronto su porte le llevó a interpretar personajes legendarios: el rey David en "Yo y Bathsheba", el capitán Ahab en "Moby Dick", el general Douglas MacArthur en "MacArthur" y Abraham Lincoln en la serie de televisión "The Blue and the Gray". Pero su talento le permitió lucirse en papeles opuestos, como el hijo renegado de "Duelo al sol", de King Vidor, en la que vive un apasionado y mortal romance con Jennifer Jones, y el doctor nazi Jose Mengele en "Los niños de Brasil", probablemente su único papel de villano en los 52 filmes en que participó.
"Es el actor que trabaja más duro de los que conozco", dijo el realizador Henry King. Con cuidado, Peck intentó evitar ser encasillado en el prototipo de héroe y se convirtió en una de las estrellas más versátiles de la gran pantalla.
Rechazó en 1952 el suculento rol protagónico de "High Noon", porque justo antes había interpretado a un héroe del western. Cuando Gary Cooper recibió el Oscar por el papel, Peck le felicitó sin ningún tipo de envidia.
Pese a una serie de éxitos de taquilla y estar nominado en cinco ocasiones para el Oscar, tuvo que esperar diez años más para recibir su estatuilla dorada, con "Matar a un ruiseñor" (To Kill a Mockingbird"), de Robert Mulligan.

Un ídolo romántico y social
Aunque interpretó trabajos más comerciales, algunas de sus películas tenían un marcado acento social y además de la anterior protagonizó la denuncia del antisemitismo en "Acuerdo de caballeros" de Elia Kazan, una de las pocas producciones de Hollywood en contra del dictador español Francisco Franco, y "Behold a Pale Horse", de Fred Zinemman.
Una vez consultado por un entrevistador de que resumiera su carrera, Peck respondió con su típica reserva: "Disfruto practicar mi arte tanto como puedo. Disfruto el trabajo por su propio bien".
En "Gringo viejo" (1989), dirigida por el argentino Luis Puenzo, Peck -alias Bierce- tuvo el placer de compartir cartel con Jane Fonda y mostrar que un hombre de su edad todavía dejaba huella en las mujeres.
Unos 44 años antes, el maestro del cine de suspenso, Alfred Hitchcock, lo convirtió en ídolo romántico. En "Recuerda" era Ingrid Bergman la que tenía que caer rendida a sus encantos. Al parecer, según se rumoreó, cumplió muy gustosamente esa tarea. También causó sensación, en la piel de un periodista, con la historia de amor que protagonizó junto a una debutante Audrey Hepburn en "Vacaciones en Roma" y en el 57 fue el marido de Lauren Bacall en "Mi desconfiada esposa".
Pero, por lo demás, Peck siempre decepcionó a la prensa rosa. Su vida privada era un tabú con una única y amarga excepción. Cuando su hijo Jonathan se suicidó en 1975, Peck no pudo esconder lo abatido que estaba. Un año después obtuvo grandes éxitos con el filme de terror "La profecía".
El actor californiano se retiró de los platós de cine a mediados de los ochenta y pasó a los de televisión, además de dedicar buena parte de su tiempo a labores filantrópicas en asociaciones humanitarias. Siempre estuvo muy vinculado a la vida cultural de Los Angeles y figuraba al frente de uno de los programas de su biblioteca para promocionar la lectura.
En 1968, el presidente estadounidense Lyndon Johnson le otorgó a Peck la Medalla de la Libertad, el premio civil de más prestigio en Estados Unidos. En marzo de 1987 estuvo entre las luminarias científicas y culturales invitadas a Moscú para el foro del entonces líder soviético Mijail Gorbachev, "Por un mundo libre de armas nucleares y la supervivencia de la humanidad".
Oficialmente, el actor recién había comenzado su jubilación en 2000. Con casi 84 años puso fin a su galas en solitario, en las que entretenía al público relatando anécdotas de su carrera como actor. Hace sólo dos años dijo bromeando que en el futuro rechazaría nuevos roles protagónicos. Pero, agregó, para papeles secundarios interesantes siempre seguía disponible.



Gregory Peck, junto a su esposa Veronique Passani.
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