El Papa Juan Pablo II resistió a un calor sofocante durante la misa de Pentecostés, consagrada a la familia cristiana, que celebró ayer en el puerto croata de Rijeka, dando inclusive la impresión de encontrarse en buen estado físico pese a los problemas de salud que le aquejan por su avanzada edad. El Sumo Pontífice de 83 años tuvo que soportar una temperatura de 35 grados, sólo protegido por una carpa con los colores de la bandera vaticana (amarillo y blanco) en la explanada del puerto de la antigua Fiume. "El Papa sufre el calor como nosotros. No tiene problemas particulares", indicó Renato Buzzenetti, uno de los dos médicos que lo siguen en forma continua. Este sofocante calor afectó también a las más de 120 mil personas procedentes de toda Croacia, así como también de Bosnia, Eslovenia e Italia. Muchas de ellas pasaron la noche en el lugar para conseguir las mejores ubicaciones durante la misa. Con una pronunciación clara, incluso si a veces tropezó con los términos croatas, el Sumo Pontífice realizó, ante las más altas autoridades políticas y religiosas de Croacia, un elogio de la familia cristiana, recordando que "el matrimonio y la familia constituyen uno de los valores humanos más preciosos". "La familia necesita hoy en día, incluso en Croacia, un cuidado especial y políticas concretas tendientes a promover y desarrollar su naturaleza esencial, su desarrollo y su estabilidad", afirmó el Papa, quien se protegía del fuerte sol bajo un palco instalado en la plaza Delta, lugar simbólico por donde pasaba la antigua frontera entre Italia y la actual Croacia, de 1921 a 1947. "Pienso entre otras cosas en el grave problema del alojamiento y en el del empleo. No hay que olvidar que al ayudar a la familia se contribuye también a la solución de otros problemas importantes, como la asistencia a los enfermos y a las personas de edad, así como a frenar la extensión de la criminalidad y hallar un remedio al consumo de drogas", declaró Juan Pablo II. El Sumo Pontífice alentó a los croatas a mostrar como ejemplo a la familia, "una comunidad de vida basada en el matrimonio". "Son ustedes quienes deben ejercer con responsabilidad la educación humana y cristiana de vuestros hijos", dijo a los fieles, e invitó "a los cristianos a no resignarse ni a dejarse paralizar por la inercia, en una sociedad moderna dramáticamente fragmentada y dividida y por ello mismo desesperadamente frustrante". Croacia, como muchos países de Europa, conoce una reducción del número de matrimonios y del número de niños por familia, así como un aumento de los divorcios, un fenómeno considerado como "preocupante" por el arzobispo de Rijeka, Ivan Devcic. Hoy, el Papa viajará a Zadar, vieja ciudad fortificada de la costa dálmata, y por la tarde regresará a Roma. (AFP)
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