Año CXXXVI
 Nº 49.867
Rosario,
lunes  09 de
junio de 2003
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El ex vicegobernador advirtió que la obra no puede demorarse más
Venesia reclamó la urgente construcción de dos represas en el arroyo Saladillo
También pidió una ordenanza para que se impida el asentamiento humano en los valles inundables

Ya jubilado y "como un simple ciudadano", el ex vicegobernador santafesino Gualberto Venesia lanzó una severa advertencia sobre la necesidad de construir dos represas retardadoras en el arroyo Saladillo, al tiempo que reclamó la sanción de una ordenanza municipal que impida el asentamiento humano en los valles inundables de los afluentes que desembocan en el Paraná. Tras la catástrofe que se desató con el desborde del río Salado, en la capital provincial, Venesia insistió: "Cuando un técnico hace una propuesta debe prevenir no sólo al poder político, sino a la población".
Munido de planos, proyectos y documentos, el ex vicegobernador dialogó con La Capital de las obras hidráulicas que aún le restan al sur provincial.
-¿Se puede determinar con precisión por qué se permite el asentamiento de barrios en las márgenes de arroyos y ríos?
-A veces por intereses inmobiliarios. El mejor ejemplo es haber permitido el loteo de Empalme Graneros donde pasaba el arroyo Ludueña. Hay que respetar cuestiones básicas, como que haya ordenanzas de ordenamiento territorial muy estrictas. Esto es válido para la cuenca del Salado y del Ludueña; es decir, que en el valle fluvial de estos arroyos no haya asentamientos humanos.
-¿Le merece alguna reflexión lo que pasó en Santa Fe?
-He escuchado a autoridades de la Universidad Nacional del Litoral decir que desde hace muchos años hay un estudio sobre la defensa oeste de la ciudad de Santa Fe en el río Salado. Ahora se menciona que debería tener una extensión de 2,5 kilómetros más hacia el norte. Esta defensa debió haber sido construida en primer término, antes que ninguna otra. O sea, desde el norte hacia el sur. De esto se va a tener que hablar claramente cuando llegue el momento de las responsabilidades que han tenido técnicos y funcionarios.
-¿Se debería haber pensado con anterioridad esta situación?
-Cuando un técnico hace una propuesta debe ser muy claro porque se dirige a un poder político donde nadie está obligado al conocimiento de las cosas. Pero el que hace la propuesta técnica debe prevenir a la población y a los poderes públicos. Y si se altera la planificación se debe ser estricto. Cuando no se alerta o no se aclara, hay responsabilidad por omisión.
-¿Nadie pudo prever lo del Salado?
-Es un fenómeno de recurrencia histórica, pero cuando uno se mete con un río, los técnicos deben prever las recurrencias milenarias y advertir los máximos caudales posibles. Los estudios revelan que la altura de los taludes fue suficiente en la parte sur y central y que la causal de todo esto es la no construcción de la tercera etapa, pendiente de realización. Y las advertencias de los técnicos no tienen que ser de un día para el otro. Nunca pensé que quienes estudiaron el tema habían dejado una etapa por construir. Es una información que debe ser dicha con exactitud. En el caso de la capital provincial, la responsabilidad de los técnicos que proyectan se extiende más allá de que sean o no del staff del Estado, o de las Universidades; si algo no está debidamente hecho, debe ser informado públicamente.
-¿Que ha pasado con el Saladillo? -Hay que seguir el mismo ejemplo del Ludueña. Hay técnicos de la Universidad de La Plata que desde 1977 nos propusieron obras en el Saladillo. A estas dos represas hay que hacerlas y no dejar pasar el tiempo. Yo he dicho a todos los gobernadores de turno que había que hacer estas obras.
-¿Habló con Reutemann del tema?
-Sí, junto al gobernador hemos construido la represa del Ludueña, claro que hemos hablado de la represa del Saladillo. Como he tenido conocimiento público de las obras en el Saladillo y vivo en Rosario aludo a los estudios de dominio público. Lo digo permanentemente, sobre el Saladillo hay que construir dos represas. Hasta ahora se ha construido el ensanchamiento de puentes sobre el arroyo y se propuso un terraplén de gran altura desde la autopista a Buenos Aires hasta Villa Gobernador Gálvez; esta última obra necesita de siete compuertas para poder derivar aguas pluviales que normalmente caen sobre la ciudad. Y están sin colocar, y lo prevengo. En épocas de gran inundación deben estar cerradas. Por el solo hecho de saber algo se debe informar públicamente. Lo estoy alertando y ya se lo dije a (el ministro de Obras Públicas santafesino, Edgardo) Berli que estas compuertas están sin colocar porque la concesionaria no las ha construido, y por ahí podrían ingresar caudales importantes a Villa Gobernador Gálvez. Y como simple ciudadano que soy ahora estoy exigiendo que se hagan las obras. La naturaleza se encarga siempre de dar el cachetazo y hay que moverse con cuidado, porque algunas lágrimas van a correr y no precisamente de los que proyectan o hacen las obras. La gente humilde se queda en terrenos más bajos porque no la echa nadie, pero después algún día la naturaleza se encarga de golpearlos a ellos.



Venesia cree que pudieron prever las inundaciones.
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