Año CXXXVI
 Nº 49.866
Rosario,
domingo  08 de
junio de 2003
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Investigación sobre uso de armas y niveles de violencia
La mayoría de las muertes con armas de fuego son evitables
"La seguridad no pasa por armarse", afirman desde el Plan Nacional de Desarme

Paola Irurtia / La Capital

En cada nombre que identifica a las víctimas de armas de fuego hay vidas truncadas de decenas de personas que formaban parte de esa historia. Disparadas por error, por accidente, por exabruptos o para cometer delitos, muchas muertes, lesiones irreversibles y condenas podrían evitarse con la disminución de armas de fuego. "Más armas, más muertes", es la conclusión que relevan como conclusión de estudios realizados en todo el mundo los impulsores del plan nacional de Desarme, miembros de la Organización No Gubernamental homónima, que alcanzó reconocimiento nacional por haber implementado el plan de canje de armas en Mendoza a fines del año 2000.
La larga lista de víctimas de armas de fuego podría bastar para relacionar las armas con la violencia, en cualquiera de sus efectos. En cambio, muchas veces la adquisición de un arma aparece ligada a la necesidad de seguridad.
"El 90 por ciento de las muertes ocurren entre personas conocidas o entre familiares directos", aseguró Gabriel Conte, de 33 años, uno de los impulsores de la ONG Desarme, además de funcionario del gobierno de Mendoza. La conclusión es el resultado de una investigación que se realizó en esa provincia en un período de diez años, en el que ocurrieron mil muertes causadas por armas de fuego. El mismo análisis es objeto de una investigación que lleva adelante en todo el país la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), asociada a la ONG. Ambas trabajan junto a organizaciones de Uruguay y Paraguay y Viva Río, de Brasil, que sostienen el sitio Desarme.org.
"La mayor cantidad de episodios violentos con armas surge en las familias, y son evitables. Si no hubiera un arma, esa chispa pasional, esa diferencia por negocios, esas discusiones entre marido y mujer no terminarían en una muerte", aseguró Conte.
El especialista sostiene que las armas que más matan son las de menor calibre, "que son de más fácil acceso, como las calibre 22, y terminan utilizadas en accidentes o resolviendo los problemas de la peor manera. Sacan el arma y disparan en medio de una discusión, quieren usarla en un asalto y el ladrón los mata antes, gatillan y hieren a personas queridas o vecinos". En conclusión, traen más problemas que soluciones. "Esto no es ideología, no es discurso, sino un montón de información que confirma que cuantas más armas hay, más muertes se producen".
-¿Las armas no ofrecen seguridad al que las tiene?
-Si hay alguna certeza es que la seguridad no pasa por armarse. Las armas fueron creadas para matar y la mayoría de las veces las personas que las adquieren no piensan en las consecuencias de su uso. Para afianzar la seguridad se necesitan políticas públicas que surjan como un acuerdo entre las distintas fuerzas, y por fuera de las agendas electorales, de modo que se apliquen en cualquier plan de gobierno.

La necesidad de cambiar
Además de políticas de desarrollo, contención social y empleo, Conte sostiene que es necesario desarrollar un plan de seguridad que incluya la reforma de la policía y la participación de la población. La reforma policial apunta a constituir una fuerza confiable, que aparte a los corruptos y cuente con programas de formación y capacitación dirigidos a que "un policía sea capaz de discernir y pueda prevenir antes de reprimir". En ese marco, "el desarme es la última etapa después de un trabajo de discusión en la sociedad y de implementar las reformas necesarias".
El plan canje recolectó 3 mil armas de usuarios anónimos. Esas armas quedan en el Registro Nacional de Armas, que debe avalar su destrucción, luego de investigar si están requeridas por la Justicia. "Para eso debe estar garantizado que los depósitos fiscales sean confiables, y que no se les va a dar un uso indebido, por eso la necesidad de cambios es previa", dijo Conte.
El plan de desarme en Mendoza fue precedido por la reforma policial, que expulsó a 200 uniformados y ahora tiene autoridades civiles. Uno de los disparadores de ese proyecto fue la muerte del estudiante Sebastián Bordón y las desapariciones de personas en dependencias policiales durante los gobiernos democráticos.
El programa incluyó la reforma de leyes, y a nivel social, campañas de charlas en las escuelas, que fueron incorporadas a la currícula y que sumó a artistas. Conte presentó la experiencia en 2001 ante las Naciones Unidas, en Nueva York. Este mes, volverá a exponer ante el organismo las actividades de la ONG, un área en la que el país se comprometió a trabajar a partir de la incorporación a la Constitución de acuerdos internacionales. En Rosario, es incipiente el trabajo en conjunto con la ONG La Comuna, que lleva adelante Carlos Comi, ex titular de la oficina Municipal del Consumidor.


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