El destituido director provincial de Obras Hidráulicas, Ricardo Fratti, está colaborando con su sucesor en el puesto, Roberto Gioria. A una consulta de La Capital, el funcionario rechazó que su antecesor esté realizando tareas "en calidad de asesor de la repartición", aunque admitió "no saber qué cargo tiene" su colega en el gobierno.
La de Fratti es una situación tan inexplicable como la catástrofe por la creciente del río Salado. La inundación le costó al ex funcionario que el gobernador Carlos Reutemann lo separara de su cargo por no haber previsto en tiempo y forma el desastre sobre el que muchos dicen se pudo haber evitado. Sin embargo, a los pocos días de su desvinculación un generalizado rumor lo volvió a situar dentro de la estructura oficial en calidad de asesor.
De ese modo el único responsable gubernamental que parece haber pagado con su cargo una imprevisión -reconocida por el gobernador al firmar el decreto con el que lo echó- pasó a ser un mero chivo expiatorio, que salió de su oficina por una puerta y volvió a ingresar por otra.
Hasta el momento nadie desde el gobierno aclaró sobre su situación y la licuación de responsabilidades que su presencia en el organismo puede significar.
Días atrás, el ministro de Obras Públicas, Edgardo Berli, dijo a este diario: "Todavía no", cuando se lo consultó sobre la supuesta nueva situación en que revista Fratti, quien según trascendió aún atiende desde su despacho.
Gioria -un ingeniero que llegó a la titularidad de Hidráulica desde la actividad privada, en la que se desempeñaba al frente de una empresa consultora- aunque aseguró no saber en calidad de qué está Fratti en esa dependencia, contradictoriamente ayer dijo a La Capital: "Yo necesito conocer lo que él gestionó durante ocho años respecto de los antecedentes, trabajos y proyectos".
El decreto 975 que Reutemann firmó el 6 de mayo pasado no deja lugar a dudas sobre el motivo del alejamiento de Fratti. El texto señala entre otras cosas que "en virtud de los daños ocasionados es imprescindible establecer las responsabilidades de quienes no pudieron, o no supieron arbitrar los medios conducentes para evitar, o por lo menos anticipar" la catástrofe que se avecinaba.
Si la necesidad de establecer tales responsabilidades movía a despedir al director de Obras Hidráulicas, para nadie quedaron dudas que el gobierno lo hacía responsable del hecho.
Sin embargo, Fratti interpuso un "recurso de aclaratoria" quejándose porque el decreto 975 "implica una imputación de un incorrecto ejercicio de las funciones del cargo que tenía asignado", tal como todo el mundo interpretó y el gobierno no se preocupó en desmentir durante todos estos días.
El ex funcionario consideró además como "una violación al debido proceso, pues no existen antecedentes que permitan suponer un incorrecto desempeño de la función, y mucho menos que puedan constituir un nexo de causalidad entre su actuación y las consecuencias de la llegada del agua".
Recientemente se conoció el decreto 1.316 firmado por Reutemann y Berli en el que contestan la pretensión de Fratti afirmando que el decreto con que se lo echó "no efectúa imputación de responsabilidad alguna, tanto en lo relativo al desempeño del reclamante, como de ningún funcionario de la Dirección Provincial de Obras Hidráulicas", aclarando de todos modos, "la necesidad imprescindible de establecer la existencia de responsabilidades que pudieran caber".
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La Ciudad
