Año CXXXVI
 Nº 49.856
Rosario,
jueves  29 de
mayo de 2003
Min 3º
Máx 18º
 
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Punto de vista: Una ciudad sin memoria rockera

Carolina Taffoni / La Capital

El festival "Rosario es el rocanrol" disparó una pregunta inevitable: ¿Rosario es realmente sinónimo de rock? O bien ¿Rosario es una ciudad rockera? La respuesta es compleja y se necesitaría hasta un ensayo para desarrollarla, pero se podría enfocar en algunos puntos. Se puede decir que Rosario es una ciudad rockera porque hay muchas bandas de rock, vienen bandas de rock de afuera, hay disquerías especializadas en el género y ahora hasta se están organizando festivales, tal vez como una especie de respuesta a lo que pasa en algunas ciudades cordobesas. Pero en estos momentos no se puede decir que exista una "escena rockera" en Rosario, en gran parte porque la fragmentación de estilos también lleva a la fragmentación del público. Para que se forme una escena se necesita lo que se llama "un circuito", un público en común, un sostén desde estético hasta comercial (que podría ser un sello de grabación) y una estructura de prensa que lo difunda. La pregunta es: ¿para qué queremos tantas bandas si no tenemos una escena? De todas formas hay otro factor, mucho más profundo, que juega para afirmar que a la ciudad le falta bastante para ser sinónimo de rock: en Rosario no existe una "conciencia" de historia rockera, por no hablar de que esa historia siempre tiene que estar legitimada por Buenos Aires para considerarse válida. En los "registros oficiales" Rosario sigue atada a la etiqueta de la Trova, una gran movida cancionística que poco y nada tenía que ver con el rock. El mismo Fito Páez dice ahora: "Vuelvo a hacer rock", ¿y antes que hacía? Después de la Trova viene un gran agujero negro. El rock-pop rosarino de mediados de los 80 (desde Identikit hasta Punto G, salvando distancias), un elemento de quiebre importantísimo y tal vez la última "escena" que vio Rosario, nunca fue debidamente considerado. Con esa falta de memoria no se puede construir ningún presente. Y menos si se cree que la cultura rockera es sólo una cuestión de músicos, y no de productores, empresarios, intelectuales y periodistas.


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