-¿Cómo surge la idea de la obra? -Empezamos a trabajar en base a improvisaciones. Son compañeras de un coro que se encuentran en un café a ensayar y empiezan a hablar de cuestiones personales, de poder y de las miserias cotidianas de cada una. -¿Qué les interesó contar de estas cuatro mujeres? -Cada uno va sacando cuestiones de las cuales a veces no somos demasiado conscientes, cosas que todos tenemos dentro y cargamos de las mujeres de nuestras familias. Le fuimos encontrando una energía femenina que iba saliendo a medida que avanzábamos. -¿En torno a qué miserias se estructuran los conflictos? -Cada personaje tiene sus características bien definidas. Son muy distintos y cada uno de ellos representa cierto arquetipo social. Está la intelectual, la que mira a Europa, la directora que es autoritaria y conservadora, la que viene de una villa miseria y fue prostituta. Los conflictos están en torno a poder concretar el ensayo, algo que nunca se puede hacer. -¿Por qué decidieron hacer personajes femeninos? -Veníamos de hacer "La farsa de Pathelin", y después se planteó la posibilidad de hacer este trabajo como una propuesta de Aldo a raíz de situaciones o charlas que él veía como un material potencial para un texto que finalmente él escribió. Empezamos como personajes masculinos, y una de las pautas que tiró después de varios ensayos, fue que nos vistamos de mujer. Pero no queríamos caer en el estereotipo de mujer. La idea era sostener el trabajo que veníamos haciendo como cuatro varones, pero ahora como mujeres. -¿Qué cambió cuando los personajes cambiaron de sexo? -No queríamos caer en el cliché del amaneramiento. Era un trabajo técnico, que reveló que en las discusiones las mujeres tienen un tipo de agresividad menos directa pero igualmente efectiva que la de los hombres . -¿Las mujeres no son tan violentas? -Sí, creo que sí, pero que lo hacen de manera menos directa. Se generan momentos de violencia en que no hay contacto físico, pero puede ser mucho más intensa. -¿Cuál es el riesgo de interpretar un personaje femenino? -El riesgo fue no caer en el cliché de disfrazarme de mujer, cómo hacer para sacar a la mujer que en algún lugar tenemos escondida. Verdaderamente ser una mujer en escena. -¿Alguno se entusiasmó y siguió así por la vida? -(Risas) Y sí, algunos compañeros ya están haciendo una changa... es muy duro llegar a fin de mes. Ahora seriamente, tuvimos que vencer resistencias y fue un proceso muy lento que nos llevó un año y tres meses. De hecho aprendimos textos más complejos antes que este. Creo que había resistencia a hacer de mujer, cosas que uno no maneja a nivel consciente, porque la idea era poder hablar de sus conflictos más profundos sin hacer una caricatura. "Pleurotus fulminaris" va hoy, a las 22, en Teatro del Rayo, San Martín 473.
|  El Grupo del Rayo presentará la obra durante todo junio. (Foto: Hugo Ferreyra) |  | Ampliar Foto |  |  |
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