"Mi marido está loco, me quiere matar". Liliana Mazurco, con el cuello ensangrentado por una perdigonada y desesperada en busca de ayuda, soltó esa frase ante una vecina. Su esposo, Felipe Orecchia, un mecánico deprimido y enardecido por la inminente disolución de su matrimonio, persiguió a escopetazos a su mujer, a la que de milagro sólo alcanzó a lastimar. Luego bajó hasta el taller y frente a un espejo se mató, descerrajándose un disparo en la cabeza con una escopeta de doble caño calibre 12.
El drama familiar ocurrió ayer a media mañana en la vivienda del pasaje Newton 1431, entre Corrientes y Paraguay. La casa tiene dos plantas. En la parte inferior funciona el taller mecánico en el que trabajaban Felipe y uno de sus hijos, Cristian. Según contaron vecinos, la pareja tenía otro hijo, que se encuentra en España.
En la planta alta está la casa propiamente dicha. La pareja llevaba en el barrio casi treinta años de residencia y siempre se mostraron como vecinos amables y sensibles. Nadie en toda la cuadra podía creer lo que había pasado, aunque algunos habían notado un evidente desmejoramiento físico y anímico de Orecchia.
"La verdad es que se lo veía medio mal en los últimos tiempos. Estaba deprimido y había perdido bastante peso", reconoció Jorge, un vecino de la zona y amigo de la pareja.
De acuerdo a lo que pudo reconstruir la policía, Felipe y Liliana, de 46 y 44 años respectivamente, tenían muchos problemas en su relación, al punto que el hombre ya estaba separado "de hecho" de la mujer. "Estuvo un tiempo viviendo en otro lado, pero a veces se instalaba en un entrepiso del taller y se quedaba allí", describió un vocero de la Brigada de Homicidios, sección encargada de las actuaciones junto a la seccional 15ª.
Los vecinos no escucharon ningún grito o discusión que anunciara semejante final. De pronto sonaron al menos seis estampidos de armas de fuego que quebraron la tranquilidad de ese pasaje que corre entre las calles Uruguay y Saavedra. "Sinceramente creí que se trataba de un asalto", recordó Gladys, una mujer que vive enfrente de donde ocurrió la tragedia.
Gladys y Alfredo, su marido, fueron quienes se asomaron temerosos a la calle y vieron salir corriendo, y con el cuello ensangrentado, a Liliana Mazurco. "Le juro que ahora me estoy enterando de que las cosas entre ellos estaban muy mal. Nunca nos imaginamos que pudieran tener un final así", remarcó la mujer.
Un oficial de la Brigada de Homicidios indicó que todo se desencadenó cuando Mazurco le anunció al mecánico su intención de terminar de una buena vez con la relación. "Esto aparentemente hizo reaccionar violentamente al hombre, que tomó una escopeta de doble caño y comenzó a disparar contra su mujer. Fueron varios tiros hasta que uno alcanzó a la señora, dándole en el cuello", narró la fuente. Después, Felipe bajó al taller y se dirigió hacia un entrepiso. Allí, se paró frente a un espejo y con la misma escopeta calibre 12 se apuntó a la cabeza y gatilló.
Conmoción
Liliana Mazurco fue llevada al Hospital de Emergencias por un familiar que la auxilió minutos después. Según trascendió ayer, la herida que sufrió a la altura del cuello y el hombro no era de gravedad y su vida no corría peligro. "Eran dos personas excelentes. No me puedo sacar la angustia de este momento", sostuvo consternada Gladys, tras haber visto a su vecina herida por una perdigonada disparada por Orecchia.
"Primero me asustaron los disparos. Enseguida escuché los gritos de ella, que eran desgarradores y cuando salí a la calle, pensando en encontrarme con un asalto, la encuentro a Liliana ensangrentada pidiendo ayuda", describió la vecina, todavía conmocionada por el penoso episodio.