Jose M. Petunchi / Ovacion
Newell's no se puede sacar de encima el estigma de la irregularidad. Y como otras veces en este Clausura, pese a no merecerlo terminó envuelto en frustración. Es que tuvo todo para ganarlo, incluso por varios goles, pero al final chocó con la misma piedra -a esta altura parece crónico-, no pudo cerrar el partido y terminó lamentándose porque pasó de lo que era un cómodo triunfo a un aciago empate en 1-1 ante Gimnasia con gusto a derrota, aunque se mantiene expectante de cara a la Copa Sudamericana. Un optimista podrá justificar que con este empate -sumado a las derrotas de Racing y Colón- descontó un punto, pero la realidad marca que desperdició una ocasión propicia para empezar a pelearle un lugar de igual a igual a Central y la Academia de Avellaneda. Newell's hizo todo en el partido: lo bueno y lo malo. Generó las mejores y más claras situaciones de gol, a tal punto que en algunos pasajes del partido dio la sensación de que estaba más cerca del tercero que del segundo. Que era cuestión de que acertara una de las contras para abrochar el triunfo, pero no lo pudo cristalizar, por defectos propios y por virtudes ajenas casi en la misma proporción. Los tan temidos vaivenes volvieron a quedar expuestos anoche en toda su dimensión. Tuvo a favor casi 10 situaciones claras de gol pero por impericia, virtudes ajenas y, en menor medida, mala suerte no lo supo liquidar. Tal vez por eso, y porque en defensa no se mostraba sólido ni convincente, en el Coloso sobrevolaba el fantasma del empate. Pudo ser en el penal de Sanguinetti, que el travesaño devolvió, pero llegó en la temida fórmula del cabezazo -Veira había hecho mucho hincapié en la semana-, que le dio a Gimnasia un rédito excesivo. En definitiva, Newell's quedó tan cerca y tan lejos. Tanto del triunfo ante Gimnasia como de la clasificación a la Copa Sudamericana.
| |