En la depresión del río Salado, en Buenos Aires, y en un sector de las provincias de La Pampa, Córdoba y Santa Fe hay más de 6 millones de tierras con drenaje deficiente, que en determinados años soportan una afectación multimillonaria. Para el geólogo Egidio Scotta, un especialista en drenaje que durante muchos años fue referente del Inta Paraná en temas de erosión de suelos y que actualmente se desempeña como consultor en el sector privado, esta situación de anegamiento y encharcamiento casi permanente "no se va a resolver con bombeo biológico ni con la retirada natural del agua sino cuando se aplique un proyecto de drenaje con diseño y ejecución centralizada y altamente competente". Frente a las inundaciones en el centro norte de Santa Fe, el episodio más trágico de una problemática recurrente en una vasta región productiva de la Argentina, el especialista subrayó que es posible construir un sistema de drenaje regional que permita el manejo de los excedentes, aunque alertó sobre la necesidad de profundizar el estudio y la conformación de un cuerpo teórico-práctico de conocimientos aplicable a estos proyectos. Scotta recordó que en muchos países, incluyendo parte de la Argentina, la tecnología del drenaje es "una necesidad vital para estabilizar la producción agropecuaria y ayudar el crecimiento económico". En Europa, particularmente en Holanda, Francia e Inglaterra, esta tecnología "se inició hace bastante más de un siglo con la construcción de compuertas simples en algunos ríos hasta llegar a la tecnología actual de drenes-tubo enterrados, colectores y, en algunos sitios, estaciones de bombeo". Sin embargo, admitió que "cuando las teorías del drenaje se aplican a resolver problemas prácticos, todavía se presentan varias limitaciones que surgen de la gran variabilidad de la naturaleza, al tratar de ponerle números a las interacciones entre los suelos, las plantas y el agua excedente". Estos factores contribuyen a una inevitable falta de precisión. "En la Argentina, la formación de un cuerpo teórico práctico de conocimientos aplicables localmente aún es muy incipiente, y se necesita hacer experiencia y especialmente intensificar la formación profesional ya que gran parte de los fracasos se deben a aplicaciones erróneas por formación profesional deficiente". -¿Las inundaciones en la cuenca del Salado santafesino , las del Salado bonaerense y La Picasa, son parte de un fenómeno común? -En todas la regiones, las inundaciones resultan de la generación de agua excedente de las precipitaciones que no se almacena en profundidad, del ascenso del nivel freático, y de la superficie de la cuenca de aporte. Un estudio realizado en Inta Paraná indica la presencia de ciclos de 6 a 7 años con lluvias superiores e inferiores a la media anual respectivamente. Así los 6 años anteriores a 1998, la lluvia media anual fue de 990 milímetros y, desde ese año hasta el 2002, la media anual subió a 1.310 milímetros, con un pico de 1.818 milímetros en el 2000, y 700 milímetros entre enero y abril del corriente año 2003. -¿Cómo influye en estas situaciones de anegamiento el modelo de producción en vigencia? -Si se compara agricultura con praderas cultivadas, campos naturales o campos naturales con monte, indudablemente la agricultura genera más agua excedente que los otros sistemas productivos. Sin embargo, la siembra directa que se ha difundido en los últimos años, está contribuyendo a que los excedentes sean menores que lo que serían con agricultura de laboreo de la tierra. Debe tenerse en cuenta que el gran generador de agua excedente que produce erosión o anegamientos, es, al menos en gran parte de la región pampeana y el litoral, la presencia de suelos con subsuelo horizonte B, de muy baja permeabilidad. En la zona anegable del centro norte de Entre Ríos hace muchísimos años que se presentan campos con anegamientos temporarios pero este proceso comenzó a importar cuando se intensificó la producción con pasturas cultivadas o con agricultura, y el problema se notó en la pérdida de ingreso de los establecimientos, en relación a los costos operativos y la producción no lograda. Los excesos hídricos, mejor llamados aguas excedentes, son hidrológica e hidráulicamente manejables. La ejecución de proyectos depende de su costo y de la capacidad de inversión en obra pública, y de los productores dentro de los establecimientos. -Hasta ahora lo que hay es una gran anarquía en las canalizaciones. -No debería hablarse de canalizaciones, sino de proyectos de drenaje. Efectivamente hay anarquía sobre esta temática. El concepto es que para drenar un área, el tema debe dividirse en dos etapas: el proyecto regional, o sea el sistema de drenes colectores que permitan captar y evacuar el excedente que sale de los campos de producción, y el drenaje predial, para lo cual también se requiere de profesionales con capacitación teórica y práctica en drenaje agrícola, una especialidad muy poco desarrollada en las regiones Argentinas con producción en secano. La red regional, como obra pública, debe obedecer a un proyecto centralizado. -¿No es una fatalidad, entonces, convivir con situaciones permanentes de anegamiento? -Las soluciones son técnicamente factibles, al menos en gran parte, pero depende de la proyección y aprovechamiento que los funcionarios políticos hagan de los proyectos técnicos. Un sociólogo dijo que la política debía ser sociología aplicada. Tampoco hay que olvidar que la sustentabilidad, de la que se habla mucho, es un concepto económico-social, es decir los gobiernos deben crear condiciones para que una comunidad permanezca indefinidamente asentada en su hábitat.
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