| | cartas La presentación de Pérez Esquivel
| El miércoles 14 de mayo pasado respondiendo a una invitación publicada en La Capital y luego de obviar los 120 kilómetros que me separan de Rosario, concurrí al Centro Cultural Bernardino Rivadavia para escuchar la disertación que ofrecía el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel. Ciertamente impactante cómo ese señor usa la palabra en una forma clara y fácilmente entendible. Fue todo un acierto su presentación en ese medio. El concepto que no parece manejar con mucha seguridad es el de la vida en libertad y democracia cuando hace referencia a los fusilamientos llevados a cabo últimamente en Cuba y que no vacila en hallar su comparación a los efectuados en Estados Unidos con los criminales convictos. También estoy seguro no habrá sido del agrado general mencionar el derribamiento de las Torres Gemelas un fatídico 11 de septiembre justo el día en el cual murieron en el mundo 35 mil niños de inanición. Jamás he de estar de acuerdo a una política de dominación por el hambre y detesto abiertamente el servilismo hacia una potencia que ha elegido montar una colosal y sofisticada base armamentista en nombre de la democracia. En cuyo caso veo el concepto del señor Pérez Esquivel como la actitud de aquel célebre personaje de Cervantes enfrentando a los molinos de viento, pues si como dijo Candi, en una de sus últimas charlas en el Café del Bajo: "Por parte del hombre existe el compromiso de perpetuar la especie como un acto sublime" no me parece adecuado eludir la responsabilidad que lleva implícito el hecho de crear una vida; y es una lástima a la vez que esa misma falta de responsabilidad pueda atentar abiertamente en contra del demandado mejoramiento del hombre. Roberto M. Berniel
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