Los operarios trabajaron toda la noche contrarreloj en la limpieza del estadio, en una clara muestra del interés político de los gobiernos de Duhalde, Felipe Solá y Julio César Alak por inaugurarlo. Enclavado en la avenida 32 entre 20 y 25, en las inmediaciones del acceso a esta ciudad por la ruta 2, que viene desde la Capital Federal, el Estadio Unico aparece como el mejor del país, al menos por su diseño, confort y estructura, al extremo que hasta contará con un techo de policarbonato cuando esté concluido. Semejante a los estadios mundialistas de Mar del Plata y Mendoza, el Estadio Unico se halla en un inmenso terreno libre que se eleva artificialmente y luego baja hacia una gran hondonada con forma de riñón. El palco oficial está en el tercer piso, en el segundo hay cuatro enormes cabinas de televisión y seis de radio, y el primero con numerosos pupitres para la prensa escrita, además de la sala de conferencias de prensa, los vestuarios y demás dependencias. El campo de juego fue sembrado hace un mes con un césped de origen sudafricano, aunque si ayer hubieran jugado lo habrían destrozado, tal como hicieron los plomos que cargaron los equipos de sonido con el pasto de los costados de la cancha. Cables aéreos, cajas de luz descubiertas, hierros colgando y los alrededores del estadios convertidos en una enorme lodazal daban al estadio el aspecto de un gran obrador en su más afiebrada hora de trabajo. Y si como muestra basta un botón de que lo mejor que le pasó al Estadio Unico fue la suspensión, el colmo eran los bancos de suplentes, que sólo tenían el techo de policarbonato pero carecían hasta de bancos.
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