"Me molesta que nos hayan hecho venir y que recién acá lo hayan suspendido", declaró ayer a primera hora de la tarde el director técnico de la selección uruguaya, Juan Ramón Carrasco, en una improvisada conferencia de prensa en la puerta del hotel donde pararon los celestes. En medio del océano del desatino, la voz del director técnico de la selección oriental fue una gota de cordura, que no tuvieron el gobierno argentino ni el presidente de AFA, Julio Grondona, y que su par uruguayo, Eugenio Figueredo, ni siquiera se animó a denunciar. "Me hubiera gustado no venir si no jugamos, sobre todo porque esto se arreglaba con un llamado", abundó Carrasco. Finalmente, el flamante técnico uruguayo desmintió una frase que le adjudicó ayer un diario de Buenos Aires: "Aclaro que nunca dije que quería ser el Maradona de los técnicos".
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