En medio del ruido de las sirenas de ambulancias y de los gritos de miembros de los equipos de rescate y agentes de policía, una mujer anciana vaga entre sollozos por las calles de Casablanca, cerca de la medina. La mujer se agarra una y otra vez la cabeza con las manos, mientras los equipos de rescate sacan de entre los escombros de edificios cercanos a personas cubiertas de sangre. Son las 21:30 hora local, y en la ciudad cuyo nombre muchos asocian con una de las historias de amor más conocidas del cine se ha desatado un infierno. Las imágenes que muestra la televisión dejan a Marruecos en estado de shock. Este reino norafricano no había padecido nunca el terror ni tan cerca ni con tanta fuerza. "Irrumpieron en el local, degollaron al guarda y detonaron sus bombas entre los comensales", señaló Lumina Haffa respecto a lo sucedido en el restaurante del centro español Casa España, que sufrió el más sangriento de los cinco atentados. "En todos lados había partes de cadáveres, todo estaba lleno de sangre", describió.
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