 |  | cartas En el mes de la revolución
 | En estos días en que los corazones se agitan con el recuerdo de los nobles sentimientos y los sublimes sacrificios de aquellos ejemplares hombres de los albores de la patria, cómo no llorar si la grave crisis política, económica y social que hoy sufrimos tiene profundas raíces morales. En los últimos años, hemos asistido al naufragio de las virtudes. Por todos lados no hemos visto sino indiferencia para con las creencias; desconocimiento de las pautas morales y un desenfrenado anhelo por el poder y la riqueza. Todo podía ser objeto de compraventa: las conciencias, las voluntades, las opiniones; hasta el honor y la dignidad. Hombres cuyos ideales -si es que tenían alguno- eran arrastrados de aquí para allá según el viento que soplara más fuerte. Hombres que decían comprender a la gente y obraban como si no creyeran en sus reclamos. Los próximos comicios se realizarán en vísperas de las fiestas mayas. Excelente oportunidad para que todos los políticos se alisten bajo una sola bandera, la nacional. Deben entender que no está en juego su fama personal sino la grandeza de la Nación y la felicidad del pueblo. Y que éste tiene derecho a ver cumplidos los compromisos electorales. LE 6.012.558
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