Para la policía no fue un robo al "voleo" sino más bien una "entrega". Dos delincuentes que se desplazaban en una poderosa moto todoterreno interceptaron en Presidente Perón y Rouillón a una empleada de una pinturería cuando se dirigía a un banco del centro para realizar un depósito y le sustrajeron 39 mil pesos entre dinero en efectivo, patacones, lecop y cheques. El golpe que sufrió Sandra Anahí Corrales, empleada de la empresa Tersuave, reproduce una modalidad que va convirtiéndose en hábito delictivo: la que padecen portavalores de empresas que son abordados en vísperas o luego de realizar operaciones bancarias por sujetos que, provistos de esa información, interceptan sus autos en la calle y los despluman. Este último atraco ocurrió el lunes poco antes del mediodía, pero recién trascendió ayer. La empresa Tersuave tiene su sede en avenida Presidente Perón al 7700. Fuentes policiales indicaron que Sandra Corrales, de 28 años, había salido de la planta junto con Mario Méndez, a bordo de un Ford Escort. La mujer debía realizar un importante depósito en un banco del centro y el hombre estaba al mando del automóvil. Según se supo ayer, Corrales y Méndez circulaban por la avenida Presidente Perón justamente en dirección al centro de la ciudad hasta que debieron detener la marcha ante la luz roja del semáforo ubicado en la esquina de esa arteria con Rouillón. El robo se produjo cuando el Escort estaba totalmente detenido. En eso aparecieron dos hombres en una moto todoterreno de alta cilindrada y color amarilla, según declaró poco después Corrales. Ambos llevaban colocados sus respectivos cascos, por lo que era imposible distinguir sus rostros. La secuencia duró segundos, pero que fueron bastante violentos. Cuando la moto se detuvo justo a la par del automóvil, el hombre que viajaba como acompañante desenfundó un revólver plateado y fue directo hacia la ventanilla donde estaba sentada Corrales. Sin perder tiempo de un culatazo destrozó el cristal y directamente exigió: "dame la carpeta", mientras hacía todos los esfuerzos posibles para que Méndez no pusiera en marcha el auto. Así, en medio de los tironeos, el delincuente alcanzó a manotear la carpeta, que a su vez guardaba un sobre con el dinero en efectivo y los valores. Con el botín en su poder, el ladrón regresó a la moto y junto a su cómplice huyó por Rouillón en dirección al norte, es decir en contramano. El detalle de lo robado es el siguiente: 8.575 pesos, 14.000 lecop, 1.929 patacones serie B, dos cheques por 1.943 pesos cada uno, otro por 8.648, otro por 1900, otro por 760, otro por 1.000 y uno más por 1.400 pesos. "Este asalto tiene todas las características de una batida", consideró una fuente policial. "El delincuente se metió directamente a buscar la carpeta, además la empleada reconoció que todos los días hacía lo mismo. Por eso para nosotros, alguien la entregó", argumentó el vocero.
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