Año CXXXVI
 Nº 49.831
Rosario,
domingo  04 de
mayo de 2003
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La Junta de Nomenclatura analiza las propuestas
El nombre del Che bautizó una calle y Lepratti espera por otra
La historia con sus contradicciones y polémicas, se apropia de las plazas y arterias de la ciudad


Los nombres de calles y plazas no dicen poco de una ciudad. Por ejemplo, no dice poco que por fin se aceptara el de Ernesto Che Guevara para bautizar el comienzo de la autopista a Roldán, o que el de Pocho Lepratti esté en estudio para una calle, o que el de Carlos Gauna, una víctima presunta del gatillo fácil, sea impulsado por firmas para una plaza. La cuestión de los nombres no es un hecho menor, como sabe cualquiera que busca uno para su hijo. Pero cuando las cosas son de todos, como ocurre con los espacios de una ciudad, hay que lograr consensos y a veces hasta bancarse algún garrón. El análisis y debate de los proyectos para imponer nombres a los sitios públicos corresponde a la Junta de Nomenclatura, Lugares y Monumentos Históricos, bajo la órbita de la comisión de Gobierno del Concejo Municipal. Sin embargo, presentar propuestas es una opción abierta a todos.
La Junta de Nomenclatura tiene una larga historia, pero funciona de modo mucho más orgánico desde el 2000, con representantes del Ejecutivo e instituciones culturales de la ciudad, bajo la presidencia delegada en el historiador Miguel Angel De Marco (h).
Quizá no sea casual que el mayor repunte de su actividad coincidiera con los festejos de los 150 años de la declaración de Rosario como ciudad y, prueba de ello, fue la gran cantidad de dictámenes que emitió durante el 2002, entre ellos justamente la imposición del nombre 5 de Agosto -fecha de la conmemoración- a una calle de zona sur, entre Circunvalación y el Camino Oeste del municipio.
No siempre hay consensos rápidos a la hora de bautizar calles y plazas. Más de una vez las propuestas responden a adhesiones sesgadas o generan fuertes debates ideológicos, como ocurrió con frecuencia en torno a los nombres que remiten a la polémica rosistas-antirrosistas o a la historia del Che Guevara.
Este último caso es revelador. Entre varios proyectos, uno proponía imponer su nombre a un tramo de calle Entre Ríos (sobre la cual se levanta la casa donde nació el mítico guerrillero). A fines del año pasado se optó por un lugar menos céntrico, pero indiscutiblemente visible: hoy un cartel ostenta su nombre al inicio de la autopista a Roldán, entre Circunvalación y el arroyo Ludueña.
Durante el 2002 también se desempolvaron historias más antiguas, como la de Cosme Budislavich, un obrero anarquista caído a inicios del siglo XX en defensa de los derechos de los trabajadores de Refinería, cuyo nombre ahora lleva una plaza de ese barrio. O el de Fontezuela para un pasaje de zona sur, en recuerdo de un pronunciamiento federal en épocas del Directorio.
El justicialismo es otro que llevó sus simpatías a la nomenclatura. Por ejemplo, para bautizar las plazas de la Resistencia (en Grandoli y Güiraldes) y de la Lealtad (sobre Ovidio Lagos, frente a El Salvador, un lugar tradicional de conmemoraciones peronistas). Y también el socialismo reclamó un lugar de memoria para los suyos: así, el nombre de Guillermo Estévez Boero bautizó la calle paralela al río que corre entre el Centro de la Juventud y la Estación Fluvial.

Memoria barrial
Muchos homenajes surgen de historias barriales, como la que permitió llamar Tarragó Ros a la ex plaza 24 de Septiembre simplemente porque en esa zona vivió el padre, también un popular chamamecero, de Antonio Tarragó Ros. O la que, por pedido de los vecinos, bautizó Rafael Cantilo al sector central de Oroño al 3400, en homenaje al fundador de la parroquia Santísimo Sacramento.
También de origen barrial, pero con una proyección ciudadana más fuerte, la calle Riccheri cedió su nombre al mucho más popular de Pichincha en el tramo que va de Salta a avenida del Valle, en la zona del célebre prostíbulo Madame Safó. Y una situación similar es la que terminó aceptando oficialmente como Villa Manuelita a la barriada ubicada entre bulevar Seguí, acceso sur, Uriburu y Grandoli. A veces la voluntad oficial -incluso con las mejores intenciones- no puede contra la costumbre...
Otro caso es el del barrio Libertad, en la zona oeste, que bautizó con nombres de soldados rosarinos caídos en Malvinas a las calles hasta ahora sólo numeradas del área, así como llamó Gesta de Malvinas a la plaza central.
Para este año se vienen más discusiones, con nombres que remiten a hechos tan recientes como dramáticos. Uno es el de Claudio Pocho Lepratti, una víctima de la represión en el trágico 20 de diciembre de 2001 que ya ganó estatuto de héroe popular, como lo demuestran sucesivas pintadas anónimas con su nombre sobre los carteles de Presidente Roca.
El otro, aún más polémico porque todavía está abierta la causa judicial por su muerte, es el de Carlos Gauna, una presunta víctima de gatillo fácil cuyos familiares y vecinos impulsan, además de justicia, que una plazoleta de Eva Perón y Felipe Moré se llame oficialmente como él. El reclamo es formal, porque a ese sitio, desde hace meses, una gran pintada con su rostro ya lo llama por ese nombre.



El inicio de la autopista a Roldán lleva el nombre del Che. (Foto: Daniel Carrizo)
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