Asunción. - Una economía al borde del colapso y una administración incapaz de hacer frente a sus obligaciones, tras la peor caída del Producto Bruto Interno (PBI) en 17 años, esperan a Nicanor Duarte. El panorama económico de Paraguay es desolador, después de que los índices macroeconómicos cayeran en picada durante los cuatro años de gobierno de Luis González Macchi. Paraguay se encuentra ante el final de un modelo económico basado en el contrabando y la informalidad, que fueron sustentados por la triangulación comercial con Argentina y Brasil hasta que el Mercosur empezó a restarle funcionalidad. Las fábricas de prendas y relojes que falsifican famosas marcas europeas es otro rubro ilegal de primera importancia. El PBI, de 7.200 millones de dólares en 2001, descendió el año siguiente un 2,2 por ciento, el nivel más bajo de los últimos 17 años, según datos del Banco Central. El guaraní cerró el 2002 con una depreciación de 52 por ciento respecto al dólar y la inflación del primer trimestre de este año (7,2 por ciento) ya alcanzó la mitad del 14,6 registrado el año pasado. A esto hay que añadir que 34 de cada 100 paraguayos tienen problemas de empleo. Las finanzas públicas están a punto del colapso y las autoridades han echado mano a las regalías de la represa paraguayo-brasileña de Itaipú, la más potente en el mundo, y a créditos de urgencia del banco emisor para hacer frente al déficit fiscal. "El déficit fiscal comprobado estuvo en el orden de 120 o 130 millones de dólares el año pasado", señaló el economista Ricardo Rodríguez Silvero, aunque las autoridades hablan de cifras inferiores. "Pero el escenario probablemente más grave sea el déficit doble, es decir el fiscal, por un lado, y la balanza de pagos, por otro. Esa combinación se hace fulminante para ciertas variables", advirtió Rodríguez Silvero.
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