Los seleccionados argentinos evidencian una oscilación en su protagonismo a medida que las categorías se suceden. En menores de 19 Los Pumitas son candidatos naturales y se tutean con las grandes potencias como pasó en el reciente Mundial de Francia. Pero en menores de 21, ya las diferencias con los más poderosos se incrementan. Y hay muchas razones para entender ese desfasaje. -¿Cómo evalúan los cambios que se producen del Sub 19 al Sub 21? ¿Pierde protagonismo el jugador argentino? -Lo que pasa es que es mucho más grande el progreso de los jugadores del hemisferio sur o de Francia e Inglaterra por ejemplo, que el nuestro. Y eso se debe a que son profesionales. La mayoría de los sudafricanos, neocelandeses y australianos que van a jugar este año en Inglaterra juegan en el Súper 12. (Cavalieri) -Vos lo ves en Fira y después en el hemisferio sur y son otra cosa. Están el doble de grandes, son el doble de rápido y el doble de fuertes. Es abismal lo que avanzan en un año. (Bordoy) -Entonces, ¿cuáles son las pretensiones que puede tener Argentina en el Mundial? -Por suerte este año la zona que le tocó a Argentina no es tan difícil como en años anteriores. Son tres partidos (Canadá, Gales e Irlanda) de resultados inciertos: se pueden ganar y también se pueden perder. (Cavalieri) -¿Qué sienten al ponerse la camiseta celeste y blanca? -Es una satisfacción muy linda porque lograste algo para lo cual te entrenaste muchísimo, dejando muchas cosas de lado. Ahí te acordás de todos tus amigos, de tu familia y de todos los momentos buenos y malos que viviste (Cavalieri y Bordoy). -Matías, para vos fue la primera vez. ¿Qué sensación tuviste? -Para estar ahí realmente dejás muchas cosas. Yo no soy un dotado: me entreno y me dedico. Es muy difícil llegar, pero cuando lo hacés te llena de orgullo. Yo particularmente me sentí orgulloso por mí, por mi familia, por Loga, mi club (N. de R.: es el primer convocado de Logaritmo a una selección nacional en toda su historia). Cuando me estaba cambiando o cuando estaba cantando el himno no lo podía creer. Nunca me imaginé estar ahí, me miraba la camiseta, a los costados. Estaba muy feliz, porque era devolverle un poco a toda esa gente que siempre te apoya cuando te sentís cansado o cuando más te hace falta.
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