Año CXXXVI
 Nº 49.822
Rosario,
jueves  24 de
abril de 2003
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Estrenos/Cine
Adam Sandler le dio un cambio a su carrera con "Embriagado de amor", que se estrena hoy en Rosario
El actor es un hombre obsesionado por la soledad en la nueva película del director de P.T. Anderson

Fernando Toloza / La Capital

El comediante Adam Sandler y Paul Thomas Anderson, el director la película"Magnolia", son una combinación extraña, con un aire, a priori, de incompatibilidad. Sin embargo, se unieron para hacer la película "Embriagado de amor" y los dos sorprendieron por su versatilidad. El actor mostró que es capaz de una profundización dramática, más allá de su humor de TV estadounidense, y Anderson probó que su universo puede salir de las angustias de "Magnolia", o del submundo de la pornografía de "Juegos de placer". Para que el experimento de fusión entre intérprete y realizador sea más completo a "Embriagado de amor", que se estrena hoy en Rosario, se sumó Emily Watson, una actriz inglesa caracterizada por sus roles de riesgo.
Adam Sandler es un comediante que llegó a la popularidad a través de la televisión. Nacido en Nueva York en 1966, descubrió en el escenario de la escuela secundaria que adoraba la comedia. Desde entonces no paró de anotarse en clubes de la comedia y en un local de la ciudad de Los Angeles fue descubierto por un buscador de talentos que lo recomendó a la productora del programa de televisión "Saturday Night Live". Era el comienzo de los años 90, una década en la que Sandler se convirtió, a partir de la pequeña pantalla, en uno de los nuevos bufones de Hollywood.
El actor dejó en claro desde el comienzo de su carrera que era algo más que un simple intérprete de los gags escritos por otros. El mismo creaba sus personajes y diálogos, y se interesaba en la producción. Otro plus que lo diferenció fue su aptitud para la música, que lo llevó a componer las canciones de muchas de sus películas, con buena aceptación por parte del público, aunque no de la crítica.
Sandler ignoró las críticas y en cada nueva comedia aceptó personajes con desafíos. El primero a tener en cuenta lo asumió en "Coneheads", en 1993, un divertimento sobre una familia de aliens que llega a la Tierra con una misión, pero que por el choque de su nave se ven obligados a vivir como personas comunes en Nueva Jersey, a pesar de sus cabezas cónicas y su extraño lenguaje.
Al año siguiente filmó "Airheads", donde compartió cartel con otros dos comediantes, Steve Buscemi y Brendan Fraser. Dos actores que, de alguna forma, marcan referentes para Sandler. El primero por sus papeles en los filmes de los hermanos Coen, generalmente ligados a la comedia negra ("Fargo" y "El gran Lebowski"), y el segundo por su don para la comedia ingenua, como "George de la selva", e incluso las dos películas de "La momia".
El gran salto para Sandler fue "Happy Gilmore" y resultó, a la vez, el que definió gran parte de su personalidad como comediante. Gilmore es un jugador de hockey no muy habilidoso, que un día descubre que tiene facilidad para el golf. Por eso pasa de las canchas y de la bromas pesadas de los equipos al mundo con un toque de distinción del golf.
El deporte volvió a beneficiar la temática de las comedias de Sandler en "El aguatero", donde el actor encontraba el humor en mirar las costumbres de los jugadores de fútbol americano desde el lado de afuera, como el muchacho que los asiste y les da agua para que se repongan.
En la Argentina, el suceso de Sandler comenzó a hacerse conocido con dos películas: "Un papá genial" y "El hijo del diablo", que además marcaron nuevos frutos para el actor en el terreno salarial, ya que por ellas cobró ocho millones y veinte millones de dólares, respectivamente, aunque se sabe que el dinero invertido no siempre es garantía de calidad.
"Un papá genial" es la historia de Sonny Koufax, un abogado que vive en Nueva York sin mucho que hacer y al que sólo lo preocupa una cosa: que la gente piensa que él, a los 32 años, es un hombre inmaduro. Su novia se hartó de él por ese motivo y Sonny quiere demostrar lo contrario, aunque, en el fondo, no tiene intención de cambiar. Su plan para mostrar su nueva madurez es mostrarse con un niño de cinco años y jugar a ser papá. Por eso le cuida el hijo a un amigo de viaje, y en el proceso los dos crecen, quizá el adulto más que el pequeño.
En "El hijo del diablo" Sandler es el descendiente de Satanás, quien quiere retirarse de sus ocupaciones, y elige para sucederlo a Nicky, quien sube a la Tierra para cumplir una misión de la que depende el futuro de su padre, siempre en clave cómica, situación que cambia en el filme de P.T. Anderson, un director con el que los actores sueñan con trabajar (ver aparte).

En contra del prejuicio
"Embriagado de amor" se mostró en el Festival de Cannes del año pasado y por ella P.T.Anderson obtuvo el galardón de mejor director del encuentro, y confirmó que no se había equivocado al elegir a Adam Sandler para el protagónico, más allá de los prejuicios contra un actor famoso por sus comedias livianas.
Sandler aceptó la propuesta de Anderson entusiasmado. De hecho, bajó su cachet para el filme, y de los habituales 20 millones de dólares que cobra por película sólo recibió siete. Una cifra igual de espectacular para los bolsillos argentinos pero significativamente menor para una billetera de Hollywood.
En el filme Sandler interpreta a Barry Egan, un tipo solitario que lleva adelante su negocio, acumula promociones de un budín y soporta el asedio de sus hermanas mujeres, quienes tienen una sospecha que no se atreven a confesar. Temen que su hermano sea gay.
El problema de Barry es más o menos el mismo que padece el Benigno de Pedro Almodóvar en "Hable con ella". La soledad. Por eso una noche llama a una hot line y en vez de escuchar las guarradas de la mujer al otro lado de la línea le pide conversar sobre cualquier cosa, sobre lo afectos y la mirada de los otros.
Sin embargo, detrás de la hot line hay un extorsionador, que comienza a presionar a Barry para que le pague unos cuantos miles de dólares, porque de no hacerlo sufrirá las consecuencias. Al mismo tiempo, Barry conoce a Lena (Emily Watson), una chica que lo conmueve y que parece estar interesada en él, más allá de los deseos de la familia de Barry en casarlo cuanto antes.
De esta manera, Barry tiene que enfrentar al extorsionador (Philip Seymour Hoffman) y a sus secuaces, a la vez que tratar de mantener al margen a la chica de sus sueños.
Sandler es un antihéroe y sus andanzas son más tristes que cómicas. Un verdadero cambio en la carrera de un actor que ha hecho de la risa la base de su triunfo. En "Embriagado de amor", una de sus manías puede despertar la sonrisa del espectador, pero el fondo es otro. Se trata de un tipo que ha estado tanto tiempo solo que ya no sabe cómo acercarse a alguien.
El cambio es importante en la trayectoria de Sandler, quien de las comedias livianas pasó a obras de mayor ambición, como el filme de Anderson y "Locos de ira", con Jack Nicholson, próximo a estrenarse (ver aparte).
Vestido durante toda la película con un traje azul y una corbata roja, Sandler tiene que pasar por una larga serie de emociones diferentes, que contrastan con su monocorde vestuario. La ropa fue pedida expresamente por el director, quien buscó con ello darle a la película un toque de los clásicos del cine de los años 40, brindándole también un telón de fondo al protagónico.
"Embriagado de amor" propone a un actor a solas con su texto y su único traje. Es decir, una película lejos del adorno, un escenario en que el sólo vale el talento, ese al que Sandler se animó a mostrar al aceptar la oferta de un director que no le teme al cambio.



Adam Sandler interpreta a un solitario enamorado.
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