Año CXXXVI
 Nº 49.822
Rosario,
jueves  24 de
abril de 2003
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La Intendencia y el gremio coinciden en apuntar al gobierno de Reutemann
El paro municipal fue masivo y ahora el blanco del reclamo es la provincia
Se pide un aumento de coparticipación para que suban los sueldos. El martes se discutirá en la Casa Gris

El paro de actividades de los empleados municipales se hizo sentir ayer en Rosario, con un nivel de acatamiento que el gremio estimó "por arriba del 95 por ciento" y que el propio Ejecutivo calificó de "muy alto". El reclamo de un incremento salarial que sostiene la Federación Santafesina de Trabajadores Municipales (Festram), de la que el gremio rosarino forma parte, será ahora eje de la reunión que el martes próximo se realizará en la Casa Gris con representantes del gobierno provincial, los intendentes de distintos municipios y la propia Festram. Allí tratarán de llevar un pedido unificado: que la provincia aumente la coparticipación a las intendencias acorde con la suba de recaudación en los ingresos brutos para poder otorgar un aumento en los sueldos de sus empleados. Por lo menos en Rosario, el Ejecutivo y el gremio coinciden en que ese es el blanco al que deben apuntar todos los reclamos.
El titular del sindicato municipal local, Néstor Ferrazza, ostentó una cifra de acatamiento al paro que, "evaluada repartición por repartición", ubicó por encima del 95 por ciento. A diferencia de lo que suele ocurrir con otras medidas de fuerza, esta vez empleados y patronal no discreparon en la estimación y el propio secretario de Gobierno municipal, Juan Carlos Zabalza, admitió que la adhesión fue "muy alta".
El funcionario político del intendente Hermes Binner dijo no tener aún decidido si se descontará el día de paro, pero sus palabras fueron más bien tranquilizadoras. "No queremos tensar una situación que ya es grave en lo social e inestable en lo institucional", afirmó.
Zabalza también rehusó evaluar si la huelga resulta o no "funcional" a los reclamos del municipio a la provincia por un aumento en la coparticipación a las comunas (acorde al que ya registra Santa Fe en la recaudación de ingresos brutos), pero sí admitió que esa es la única vía por la que podrían subirse los sueldos.
"No existe otra alternativa", reconoció, para pronunciarse a favor de un reclamo concertado entre todos los intendentes santafesinos ante el gobierno de Carlos Reutemann y, más arriba, de un lobby provincial para lograr que la Nación salde a su vez las deudas de coparticipación que tiene con la provincia.
Ferrazza fue aún más claro: "El gobernador y (el subsecretario de Municipios y Comunas, Claudio) Tibaldo no pueden hacerse los distraídos como si nada tuvieran que ver. En esta provincia hay 30 mil empleados municipales que necesitan aumento de sueldos y la provincia duplicó su recaudación por ingresos brutos, pero eso no lo está coparticipando a los municipios".
Seguramente ese será el argumento de peso al que apelarán el martes próximo los representantes de la Festram y la federación de intendentes santafesinos ante el gobierno de la provincia, cuando se sienten en una misma mesa de la Casa Gris para discutir estas cuestiones.
Ese será el primer paso, porque a nivel estrictamente sindical la Festram ya empezó a articular sus reclamos con otros gremios provinciales, con los que avanza en la "coordinación de acciones".

Puertas cerradas
Más acá de los análisis, el paro se notó en la ciudad desde bien temprano. Fuera de las guardias mínimas en los hospitales y de un servicio normal en los Centros Crecer, la actividad municipal fue prácticamente nula, para desgracia de no pocos vecinos desprevenidos que fueron a hacer sus trámites y se encontraron con las puertas de las reparticiones cerradas.
A los que les vino como anillo al dedo fue a los vendedores ambulantes, que aprovechando la ausencia de inspectores se instalaron en las peatonales a sus anchas desde media mañana, para malhumor de los comerciantes del centro.
Sí estuvieron firmes en sus puestos los pasantes de Tránsito, que intentaron que la huelga no causara al menos un caos en el tráfico. Y los conductores que estacionaron donde no debían encontraron una guardia mínima para recuperar los autos que se llevó la grúa.
En el propio Palacio Municipal quedaron las oficinas vacías, a excepción de las que ocupa el personal jerárquico, que trabajó a puertas cerradas. "Los únicos que estamos somos nosotros porque no podemos dejar de venir", se resignó el recepcionista de la Intendencia ante la consulta de La Capital.
Una situación similar se observó en el imponente edificio de la ex Aduana, fuera de los jueces de faltas, que sin embargo no brindaron servicios porque ni siquiera tuvieron encendido el sistema informático. En cambio, sí hubo actividad en la sucursal del Banco Municipal y en la entrega de patentes a los pocos propietarios de autos que fueron a buscar sus aforos.
La situación se repitió a escala en los minimunicipios (Sur, Norte y Oeste), donde mantuvieron las guardias y sólo funcionaron las reparticiones provinciales y de servicios.



Sin inspectores, los vendedores aprovecharon. (Foto: Marcelo Bustamante)
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