Es un tipo único, distinto, dentro y fuera de la cancha. Anda por la vida sin caretas puestas, hace del fútbol un juego serio y divertido a la vez, despliega su gran personalidad y con su excelente humor fogonea un clima favorable, una motivación descontracturada en todos los grupos deportivos donde le toque estar. Cuando hoy a las cuatro de la tarde pise el césped del Gigante de Arroyito tendrá el raro privilegio de recibir ovaciones desde los cuatros costados, incluso de tribunas enemigas, que su presencia hará coincidir por única vez en la jornada.
"Es un gran placer salir a una cancha de fútbol y que te aplaudan desde las dos hinchadas, y más si eso me pasa en Rosario, un lugar muy especial en mi vida como jugador de fútbol y como persona", le dijo Chacho en exclusiva a Ovacion después del último entrenamiento de River en el estadio Monumental. Ya pensando en Central como la próxima escala en esta carrera loca de triunfos que está corriendo el equipo de Pellegrini.
Coudet dijo que está "tranquilo, muy bien, con la satisfacción que las cosas le salen bien a River". El volante y referente millonario tiene confianza en River, sabe que sólo se trata de aceitar las piezas de una maquinaria, que una vez afinada, puede ser imbatible para cualquier rival. "Aquí hay un gran plantel y cuando los jugadores empiezan a funcionar en su nivel no es raro que River entre en una racha ganadora" (lleva 7 triunfos consecutivos).
La relación de idolatría de Chacho con el pueblo canalla ya pasó a ser un capítulo mítico en la historia reciente del club de Arroyito. En poco más de tres años que jugó con la camiseta de Central, y siendo nacido, criado y formado futbolísticamente en la ciudad de Buenos Aires, Chacho se enamoró de Central para siempre. Algunos hinchas fanáticos auriazules arriesgan una teoría: "Con Chacho se comprobó que Central enamora más" aseguran, orgullosos de contar con ex jugadores que pasaron por el club y que después de muchos años continúan reafirmando la identidad canalla. "Mi paso por Central fue importante aunque no fueran tantos años (desde el 94 al 97). Sin embargo fue un tiempo suficiente para establecer una relación afectiva con la institución y con la ciudad que quedó para siempre", dijo Coudet, sonriente. Chaco entró en la historia de Central con un gesto de pibe de potrero: tiró una rabona en el partido clásico de la ciudad, el 23 de noviembre del 97, que no fue gol, "pero pasó muy cerca" evoca el Chacho. Esa rabona cada vez se recuerda más y tal vez con el tiempo termine entrando, piensa y se divierte Coudet. Para él fútbol y la vida deben ser así.
Chacho recobró en el 2003 parte de la tranquilidad perdida el año pasado. Cuando decidió de un día para el otro emigrar a España. "Este año las cosas están más calmas en la Argentina y estoy disfrutando en el país de nuevo", reconoció, esperanzado con una situación más segura.
"Me hice de Central y eso no lo cambio"
"Yo me hice hincha de Central y esa es una decisión que no se cambia. Soy una persona auténtica y no oculto mis sentimientos. Por supuesto que mi lugar profesional es River y cuando salgo a jugar a una cancha pongo todo por ganar con esta camiseta. En el Gigante y ante Central no cambia nada" declaró Chacho, actual referente de este River que busca títulos en dos frentes. "River es un club muy grande, siempre estamos con la obligación de ganar todo lo que jugamos. Este año iremos a fondo con la Libertadores que es un deseo que tenemos todos nosotros y también por el campeonato, que ganarlo es algo así como nuestra obligación natural", agregó.