Año CXXXVI
 Nº 49.818
Rosario,
domingo  20 de
abril de 2003
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El mínimo error puede ser letal
Central y River juegan un partido sin concesiones

Cualquier distracción puede ser letal. El mínimo descuido puede marcar la diferencia. Y no sólo en las áreas, sino en cualquier sector del campo de juego. Porque ambos tienen una contundencia admirable. Tanto Central como River. Y los dos equipos cuentan con los jugadores necesarios para poner en escena la obra de lo impensado. Por todo esto es que prácticamente disputarán un partido con esquemas parecidos. Planteos que alcanzan su mejor funcionamiento cuando son aplicados con orden y concentración.
Canallas y millonarios pueden vulnerarse por los costados, con las posibles proyecciones de Ferrari y Papa o Coudet y Lequi; también pueden sorprenderse con los movimientos imprevistos de Gustavo Barros Schelotto y Luis González; o generar los espacios necesarios mediante la inteligencia de Messera y D'Alessandro.
Central y River también coinciden en la constitución de una dupla de atacantes temibles, ya que Delgado y Figueroa han demostrado con creces su capacidad goleadora, mientras que Cavenaghi y Fuertes también han ratificado su permanente sociedad con la red.
En materia defensiva centralistas y riverplatenses muestran respectivamente tres futbolistas que reúnen idénticas dosis de experiencia (Carbonari y Ameli), de riqueza técnica (Daniel Díaz y Demichelis) y actitud (Talamonti y Garcé), por lo que aquí tampoco existe una marcada diferencia en la previa.
Miguel Angel Russo y Manuel Pellegrini también ubican como volantes centrales a futbolistas con oficio y garra, porque Daniel Quinteros y Claudio Husaín representan la cuota de contención imprescindible para luchar por la recuperación de la pelota, elemento indispensable para que ambos equipos puedan desarrollar el juego que pretenden sus entrenadores.
En los respectivos arcos aparecen Julio César Gaona y José María Buljubasich, dos guardavallas que partido tras partido buscan en sus respectivos equipos afianzarse como propietarios de la función, aunque todavía transmiten algunas dudas que no les permite quedarse con las escrituras de los lugares que ocupan.
Dos esquemas que tienen similitudes confrontarán esta tarde en el Gigante. Todo parece indicar que el que se equivoca pierde. Y en este tipo de partidos, el que pierde paga.


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