Más allá de un grupo de futbolistas que conformaron el pico de rendimiento de Central en San Martín, el mayor tesoro que se llevaron los canallas de la cancha de Chacarita fue el juego de conjunto. Cuando cuesta trabajo encontrar a la figura de un equipo que termina de ganar por amplio margen es porque el conjunto le ganó la pulseada a los arrestos individuales. Pasado en limpio, es mucho más importante encontrarse con un equipo sólido que con un plantel que obtiene su resultado basado en la capacidad individual de alguno de sus intérpretes. Luciano Figueroa se destacó porque tiene el plus que generan los goleadores cuando definen los partidos, pero César Delgado estuvo ahí nomás de uno de los goleadores del torneo, porque fue el futbolista de Central que más desestabilizó a la defensa funebrera en aquel lapso de ritmo aplastante de los canallas cuando metieron 3 goles en 10 minutos. Una mención para el Mellizo Gustavo que juega de todo un poco y siempre está atento a lo que viene a pesar del resultado. Se lo vio metido en el desarrollo hasta en la última jugada. Visto desde la importancia que tiene ese aporte para un juego de conjunto su actuación es invalorable. Y en el fondo, un Petaco Carbonari portador de una enorme jerarquía y otro tanto de experiencia le pelea cabeza a cabeza a Lucho Figueroa el título de mejor jugador del partido. No es para nada sencillo empardar la actuación del goleador y menos aún si se habla de un defensor de un equipo que, además, no sufrió demasiado en defensa. Pero él estructuró a Central desde atrás hacia adelante. Le enseñó al equipo como pararse en todo momento y arriesgó su físico, a pesar de algunas nanas, hasta transformarse en un bastión inexpugnable para los pobres delanteros funebreros. Ahí está el valor agregado que tuvo esta victoria. Central tuvo un gran rendimiento de conjunto justamente el día que decidió cambiar su sistema para buscarle la vuelta al bajón.
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