Washington. - El presidente George W. Bush puso su sello ejecutivo al manejo de la guerra contra Irak, manteniendo una perspectiva general del conflicto mientras sus comandantes se atormentan con los detalles diarios.
Su estilo de no entrometerse contrasta con el estilo de varios de sus antecesores obsesionados con los detalles de guerra, como el caso de Abraham Lincoln, que fue presidente durante la Guerra Civil en el siglo XIX y en una ocasión recibió informes del general George McClellan acerca de la captura de seis vacas por el ejército de Potomac. Lincoln contestó con un telegrama que decía: "Ordéñelas".
Pero Bush tomó al menos dos importantes decisiones. Puso en marcha el plan de guerra el miércoles por la mañana y tomó una medida de último minuto al ordenar un ataque con misiles sobre Bagdad en un intento de asesinar a Saddam Hussein y sus hombres de confianza. Por lo demás, Bush dejó que su equipo militar haga la mayor parte de las decisiones.
Libertad y confianza
Bruce Buchanan, politólogo de la Universidad de Texas y por largo tiempo observador de Bush, comentó que el estilo del presidente no cambió desde que fuera gobernador de ese Estado. Buchanan calificó dicho estilo como un enfoque ejecutivo sobre la delegación de responsabilidades, "listo para dar a sus subalternos suficiente libertad, porque si no confiara en ellos, no estarían donde están".
Según Buchanan, a muchos estadounidenses les gusta esta forma de proceder. "Muchos quieren un líder que sea confiado y no ven la necesidad de que se obsesionarse con los detalles. Muchos se confortan con esto", expresó Buchanan. Por otra parte, señaló, están aquellos que desconfían de alguien "absolutamente convencido de que tiene la razón".
Funcionarios de la Casa Blanca dijeron que en general el estilo de dirección de Bush consiste en formar un equipo en el que confía. El presidente sólo interviene lo necesario para asegurarse de que la campaña sea un éxito. Poco después del ataque contra Bagdad, que siguió brevemente en televisión, Bush se marchó de Washington para pasar el fin de semana en la residencia de Camp Davis, donde se reunió el sábado con su consejo de guerra. Sus ayudantes insistieron que allí tiene la misma capacidad que en la Casa Blanca para estar en contacto con los sucesos.
Bush "les da autoridad y capacidad de decisión para que hagan su trabajo, porque para eso fueron elegidos. El no es de inventar justificaciones ni poner en duda las decisiones de su equipo", aseguró un funcionario de alto rango de la Casa Blanca, quien pidió el anonimato. Hasta la fecha, Bush limitó sus apariciones públicas. Se dirigió al país el lunes por la noche para informar que la diplomacia en la ONU había fallado y que le daba a Hussein un plazo de 48 horas para que abandonara el país. Después volvió a aparecer el miércoles por la noche para anunciar que la guerra había comenzado.
El jueves y el viernes, Bush declinó responder a preguntas sobre la guerra. Durante una reunión con líderes del Congreso -en el Salón Oval- envió a los reporteros a una conferencia con el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld.
El portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, expresó que Bush dejará de ahora en adelante que sean los oficiales del Departamento de Defensa quienes expliquen qué está sucediendo en la guerra, porque ellos tienen la supervisión directa y la responsabilidad de todos los aspectos militares y, por lo tanto, son los expertos en dicha materia. Bush dejó en manos de sus comandantes la decisión sobre cuándo lanzar el bombardeo masivo contra Bagdad.
"El presidente cree que la mejor manera de tener éxito en una guerra es dejar que los expertos sean quienes la dirijan", dijo Fleischer. (Reuters)