Año CXXXVI
 Nº 49.790
Rosario,
domingo  23 de
marzo de 2003
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El glamour no se lleva bien con los misiles

Las especulaciones sobre los trajes y diamantes que usarán hoy las estrellas en la 75ª entrega de los premios Oscar perdieron importancia ante la guerra entre Estados Unidos e Irak.
El conflicto bélico en el Golfo Pérsico obligó a los organizadores de la ceremonia a suspender el tradicional desfile de las celebridades por la alfombra roja. Pero a pesar de que los vientos de guerra arruinaron parte del glamour de la ceremonia, eso no quiere decir que las estrellas van a dejar de usar sus mejores galas y intentar aparecer lo mejor posible ante la mirada de millones de telespectadores.
En momentos en que tropas estadounidenses descargaban sus primeras bombas sobre Iraq, algunas celebridades de Hollywood libraban su propia batalla para reducir la inflamación de sus rostros y cuerpos, a consecuencia de las intervenciones estéticas.
Sobra decir que se requieren tiempo, dinero y esfuerzo para aparecer relajados, glamorosos y libres de sudor en lo que el rey de la moda de Hollywood, Bob Mackie, llama "el acontecimiento extraordinario y más generador de neurosis del año".
Con frecuencia, en este suceso se describen más el atuendo, el aspecto y el semblante de las celebridades, ante millones de espectadores del Oscar por televisión, que lo que se habla de los mismos premios.
Brent Moelleken, un cirujano plástico de Beverly Hills quien opera a muchas estrellas y a nominados de los Oscar el mes previo a la ceremonia, dijo que los procedimientos más populares son el llamado Live fill, en el que el propio tejido de una persona se procesa y se inyecta en las líneas de expresión facial.
A este se suman el levantamiento de las mejillas y la escultura abdominal, la liposucción en las caderas, las inyecciones de la toxina botulínica, conocida como botox en el entrecejo y las líneas de la sonrisa, así como en las palmas de las manos y las axilas. El procedimiento inmoviliza temporalmente las glándulas sudoríparas y rellena las líneas faciales.
Desde luego que siempre es un gran misterio qué trajes podrían elegir las estrellas porque están renuentes a revelar sus elecciones hasta el último minuto.
En las últimas semanas, representantes de creadores de alta costura como Versace, Prada, Pamela Denis, Carolina Herrera, Ralph Lauren y Emanuel Ungaro viajaron a Hollywood con joyeros, modistos, peinadores y zapateros para atender a las estrellas.
En los últimos años ha aumentado el marketing de los diseñadores alrededor de la ceremonia. Las estrategias incluyen la entrega de regalos generosos en los hogares de las estrellas, promesas de atuendos gratis que cuestan 100 mil dólares o más y fiestas espléndidas y otros acontecimientos en suites llenas de adornos de flores y frutas en los grandes hoteles de Beverly Hills.
Pero nada es seguro hasta horas antes del show. "Recién cuando me llaman para ayudar a una persona a vestirse el mismo día de la ceremonia es cuando me entero si usará mi ropa", reveló Rita Watnick, propietaria de la boutique Lily et Cie. que viste a celebridades como Renee Zellweger y Winona Ryder.


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