Fernando Toloza / Escenario
La película musical "Chicago" es la gran favorita de la 75ª edición de los Oscar, que se celebra hoy en el teatro Kodak de Los Angeles, Estados Unidos. Martin Scorsese, por su parte, el es gran candidato para la estatuilla a mejor director, por su labor en "Pandillas de Nueva York". El resto es un gran acertijo, con rubros donde la competencia toma alto vuelo y puede pasar cualquier cosa. Las chances de "Chicago" se sustentan en tres hechos, aparte de la calidad del filme. Primero, es habitual que el más nominado se lleve el Oscar a mejor película: en los últimos 20 años, 18 veces la película con más candidaturas se alzó con la estatuilla a mejor filme. Y "Chicago" tiene 13 nominaciones. Segundo, el último musical en ganar un Oscar fue "Oliver", en 1968. Treinticinco años sin premio es una buena excusa para otorgarle el galardón a una película en ese género. Y el tercer hecho fue la decepción que sufrió el musical el año pasado cuando "Moulin rouge" perdió a manos de la mediocre "Una mente brillante". "Chicago" compite con "Pandillas de Nueva York", de Martin Scorsese; "El pianista", de Roman Polanski; "Las horas", de Stephen Daldry, "El señor de los anillos: las dos torres", de Peter Jackson. De todas ellas, "Pandillas de Nueva York" puede llegar a eclipsar al musical, aunque su escenas de violencia directa no están de acuerdo con lo que suele votar Hollywood, que premia, en general, la violencia nostálgica. En el rubro de mejor director todo indica a Martin Scorsese. Fue nominado cinco veces por la Academia (tres como realizador y dos como guionista) y jamás ganó. Y más allá de la estadística, su cine es uno de los más admirados en el mundo. Las chances de Pedro Almodóvar parecen estar reducidas, pese a tener en "Hable con ella" una de las películas más originales de la última década. Sin embargo, el español también está nominado como guionista, y en ese rubro es casi seguro el ganador, porque ningún de los filmes con los que compite tiene la inventiva de "Hable con ella". La disputa por mejor actor enfrenta en primer término a Daniel Day-Lewis ("Pandillas de Nueva York") con Jack Nicholson ("Las confesiones del Sr. Schdmit"). Son dos carreras opuestas. Daniel Day-Lewis mantiene una relación fluctuante con el cine, hace cada tanto alguna película y luego se retira a su casa en Italia. Después de cinco años sin filmar regresó un set para trabajar otra vez con Scorsese, ya que habían filmado juntos "La edad de la inocencia". Nicholson, por el contrario, no para de hacer películas, y va por su cuatro Oscar, en busca de superarse a sí mismo. Con su papel de un hombre viejo y desaliñado, Nicholson sigue mostrando su vigencia. Es el único actor que ganó tres Oscar y va por el cuarto, en un papel con muchas chances, entre otras cosas porque por ese rol ganó el Globo de Oro en enero pasado. Michael Caine puede terciar en la batalla. Su papel en "El americano" lo puso en su salsa al proponerle hacer de un inglés que cree estar más alla del bien y del mal en el Vietnam de los años cincuenta. Adrien Brody, por "El pianista", y Nicolas Cage, por "El ladrón de orquídeas", tendrán que esperar otro año. En el rubro de actriz la disputa se centra en Renee Zellweger ("Chicago"), Julianne Moore ("Far from Heaven") y Nicole Kidman ("Las horas"). El despliegue de Zellweger es el mayor de todos. La actriz canta, baila y se transforma de una chica soñadora en una criminal y en una diva. Según la crítica internacional, Moore aporta sobriedad a su rol, y Kidman es una buena copia de Virginia Woolf, aunque su papel no tiene desarrollo ni profundidad y parece nada más que una foto de la escritora inglesa. Salma Hayek, nominada por "Frida", puede convertirse en la gran sorpresa, aunque su personaje sea apenas una pálida copia de la pintora mexicana Frida Kahlo. Diane Lane tiene en su contra que el filme por el que está nominada se encuentra más cerca del thriller que de un filme dramático, como le gusta a Hollywood. En actor secundario, todas las fichas apuntan a John Reilly, por su rol en "Chicago", porque además de su gran composición sería una afrenta que no lo reconozcan, ya que también actuó en otras dos películas nominadas, "Las horas" y "Pandillas de Nueva York". Ed Harris le puede hacer sombra como el poeta enfermo de sida en "Las horas". En actriz secundaria, Julianne Moore puede ser la ganadora si pierde como principal, pero también suenan la morena Queen Latifah y Kathy Bates. Meryl Streep es la actriz más nominada de Hollywood y esto quizá influya para que gane su tercer Oscar, junto a su gran talento, aunque le juega en contra que su papel sea en "El ladrón de orquídeas", una película de espíritu independiente. Con la sombra de la guerra, esta edición del Oscar no promete glamour y aunque todos lo nieguen sí habrá política, justamente en la supresión de cualquier comentario político por parte de los invitados. Será un clima extraño, y será difícil concentrarse en los filmes con el mundo en peligro, pero quizá la emoción de ver ganar a la película favorita o al actor predilecto puede servir para esperar que ir al cine no sea pensable como un frivolidad frente a otras demandas más urgentes.
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