La ola de robos no frenó las ganas de empezar el año

Los robos en el anexo de la Escuela Nº660 no se detienen siquiera por un día. Ayer, en el inicio de clases las autoridades del establecimiento constataron que en tan solo una semana se llevaron ventanas, la puerta del baño de las maestras y las sillitas que se usaban para el nivel inicial y que las propias docentes vieron como mercadería en un negocio de compra-venta. El robo hormiga pone en jaque la entrega de 250 copas de leche que se brindan diariamente en pasaje Ancón al 3400.
Desde que La Capital puso de relieve el saqueo que sufre el edificio escolar el pasado 26 de febrero, la situación permanece inalterable. Al robo de la heladera, luces, ventiladores de techo, cortinas, libros, y artículos de limpieza ahora se sumó el de ventanas de aluminio.
"Tuvimos que improvisar una cortina en el ingreso al baño de maestras porque la puerta desapareció", se lamentó la vicedirectora de la 660, Rita Santambrosio.
Desde la escuela enviaron sendas notas al Ministerio de Educación para reponer el material robado, aunque sus autoridades ya respondieron que se construirá una cerca perimetral para prevenir los delitos.
En Avellaneda al 3400 existe un enfrentamiento entre los vecinos que defienden el patrimonio escolar y los amigos de lo ajeno. Tan es así, que Santambrosio confiesa: "Hay madres amenazadas por defender la escuela". Hasta ahora el miedo corre con ventaja y las maestras apilan todos los días las denuncias por los robos, para llevarlas los viernes a la comisaría 18. Si la situación no se logra contener, está en peligro la copa de leche ya que temen que también desaparezca la garrafa de gas que utilizan para calentarla. Es más, de los seis matafuegos que tenía el anexo hoy no queda ninguno.