(Córdoba. Enviado especial).- Oscar Passet quedó en el ojo de la tormenta. Como si esa que se desató ayer en esta ciudad se hubiera empecinado en arruinarle el día de tal manera hasta convertirlo en el "culpable", en gran parte, de la derrota de Newell's. Porque aquella mala intervención en el tiro de libre de La Paglia, cuando quiso embolsar la pelota que se le escapó de los brazos y derivó en el gol de la victoria de Talleres, lo convirtió en eso, en el responsable de la caída, más allá de las excelentes tapadas que tuvo en el complemento.
Se sabe que la falla de un arquero es letal. Un delantero puede marrar infinidad de goles, un volante puede equivocarse una y otra vez en la marca o la cesión de la pelota, pero no es lo mismo que lo cometa el encargado de cuidar los tres palos. ¿Injusticia? Puede ser, pero en el fútbol esto es así y no se cambiará.
Es cierto que ayer, así como hubo dos partidos totalmente diferentes, uno chato y anodino (en la etapa inicial) y otro intenso (en el complemento), lo del Flaco fue igual. La primera etapa fue olvidable. El error lo condenó y el juez futbolístico imaginario lo declaró culpable. Pero otro fue el Passet de la etapa final. Tuvo tras tapadas espectaculares donde evitó que los cordobeses ampliaran su ventaja. Ahí sí estuvo a la altura de las circunstancias y mostró su jerarquía. Pero claro, a esa altura ya estaba condenado y la única salvación que podía tener era el gol del empate. Pero la impericia para conseguir esa meta fue tal que no consiguió el perdón a tamaña equivocación.
"La estadística dirá que Ñuls perdió y la culpa fue mía", expresó el arquero, el último en retirarse del Olímpico.
"Está bien que me echen la culpa, porque así fue. La pelota se me escapó y no hay excusas", agregó el Flaco poniéndole el pecho a la situación a lo que vendrá en la semana. Por eso se anticipó: "Mañana las críticas van a caer todas sobre mi cabeza, pero qué se le va a hacer. Uno tiene muchos años en esto y una espalda para aguantarlas. El gol del primer tiempo borró todo lo que hice en el segundo".
El Bambino tenía razón
Veira no estaba equivocado cuando dijo que Leonardo Ponzio "tiene problemas técnicos". Una vez más quedó demostrado que cada vez que el volante de Las Rosas, quien consiguió jugar de 5 después de tantos reclamos, tenía la pelota en sus pies casi siempre no la entregó con buen destino.
Leo corrió, metió y estuvo acertado a la hora de marcar y recuperar, pero se nota que le cuesta horrores jugar con la pelota. Cada vez que la tenía y buscaba cedérsela a un compañero fallaba en su intento. Seguramente el técnico deberá trabajar para corregir esa falla.