Cada vez son más las mujeres que se incorporan como voluntarias al Ejército Argentino. Y aunque no pueden ocupar algunos puestos por limitaciones físicas, en otros se destacan. El 17 de marzo ingresarán al Comando del II Cuerpo de Ejército 432 soldados, de los cuales 116 serán mujeres. El secretario general del cuerpo, comandante David Cabrera Rojo, aseguró que de los 6.900 aspirantes que se presentaron este año, el 21 por ciento fueron mujeres, y mientras antes entraban dos de cada diez aspirantes de sexo femenino, ahora la cifra asciende a tres de cada diez. Y más allá de las diferencias de género, este año se duplicó la cantidad de jóvenes dispuestos a sumarse a la fuerza y para las autoridades esto se da por la flexibilización que permite que los soldados continúen con sus estudios o con la carrera militar. "A las personas que tienen una inclinación hacia esta carrera de armas les ofrecemos alternativas: pueden continuar sus estudios o bien hacer la carrera militar. Esta flexibilidad hace que los jóvenes se sumen", explicó Carebra Rojo. A eso se agrega que los soldados voluntarios pueden hacer todo eso cobrando un sueldo de 400 pesos y con una seguridad que actualmente no encuentran en el mercado laboral. "El Ejército no es una empresa que puede desaparecer -continuó el comandante-. Entonces, esta es una opción de vida que les da estabilidad laboral y donde además pueden capacitarse". Si bien los requisitos para ingresar a la fuerza son tener entre 18 y 24 años y haber terminado la escuela primaria, casi el 30 por ciento de los aspirantes completaron el secundario y entraron a la universidad. "El nivel de formación de los jóvenes es cada vez más alto y esto significa que son personas que están buscando seguir con sus estudios. Y acá los incentivamos para que se superen", señaló Cabrera Rojo. Así, dentro del Ejército los soldados pueden estudiar idiomas -lo que les posibilita sumarse a las fuerzas de paz de la ONU-, plomería, mecánica, computación y sastrería, entre otras alternativas, y también pueden optar por continuar la carrera militar. Mientras tanto, y en los diez años que llevan en la fuerza, las mujeres ganaron espacios. Al principio se dedicaban a tareas administrativas y de comunicaciones, pero después eso se amplió y se desempeñaron en algunas armas, como el caso de la artillería. No obstante, todavía hay algunos puestos que están vedados para ellas. Ese es el caso de infantería y caballería -que son las armas que ocupan la primera línea de combate-, al igual que el trabajo de los conductores motoristas. "Son lugares donde están limitadas por cuestiones físicas. En el caso de un conductor motorista, una mujer no puede sola cambiar la rueda de un camión. Es una cuestión física y no técnica", explicó Cabrera Rojo. Pero también es cierto que hay áreas donde ellas son mejores. "Si de operadores de radar se trata, las mujeres son mejores porque tienen más capacidad para prestar atención a una misma tarea", confesaron las autoridades del 2º Cuerpo. E.L.
| |