MICHAEL HOLDEN
Londres. - Las armas químicas, biológicas y radiológicas representan sólo un riesgo mínimo de causar muchas muertes y la red Al Qaeda tiene poco interés en ellas, según un experto británico en la lucha contra el terrorismo. En cambio, grupos radicales como Al Qaeda, del militante islámico Osama Bin Laden, acusada de los atentados del 11 de septiembre en EEUU, continuarían usando bombas comunes o "armas" de fácil acceso, como aviones o tanqueros, para sus planes de exterminio.
"Las armas CBR (químicas, biológicas y radiológicas, por sus siglas en inglés) han recibido atención sólo de viejas organizaciones y casi ninguna de las nuevas. Al Qaeda no ha mostrado interés", dijo el brigadier Malcolm Mackenzie-Orr. "¿Por qué cambiarían su método de ataque favorito?", preguntó.EEUU y Gran Bretaña están concentrando tropas en el golfo Pérsico como parte de sus preparativos para una posible invasión a Irak con vistas a despojar a Bagdad de sus presuntas armas de exterminio. Washington y Londres alegan que tal arsenal podría ser usado en el futuro por organizaciones terroristas.
La semana pasada, el gobierno estadounidense advirtió que Al Qaeda podría estar planeando un posible ataque masivo con armas CBR, y elevó el nivel de alerta nacional a naranja, el más elevado después del rojo, según una escala de colores.
¿Manipulación de riesgo real?
Pero Mackenzie-Orr acusó a los gobiernos de elevar el riesgo de las CBR por motivos políticos y dijo que estas no han demostrado ser tan efectivas como las armas tradicionales. El experto señaló que las armas químicas se dispersan rápidamente, las biológicas lo hacen con dificultad y las radiológicas -las llamadas "bombas sucias"- representan grandes problemas logísticos para potenciales atacantes.
Mackenzie-Orr sirvió como jefe de eliminación de bombas en Irlanda del Norte y trabajó en el sitio de pruebas de armas biológicas Porton Down de Gran Bretaña. "Las armas químicas no han sido usadas exitosamente desde la Primera Guerra Mundial", dijo el experto, y agregó que a menos que una persona recibiera una dosis letal, la mayoría se recuperaba rápidamente de sus efectos. El ataque con gas sarín en el metro de Tokio en el 1995 es un ejemplo de eso, dijo, al causar sólo 12 muertes a pesar de haber sido planeado durante tres años, el mismo tiempo que tomó planificar los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Mackenzie-Orr señaló además que agentes biológicos como el carbunco (anthrax en inglés), que mató a cinco estadounidenses en el 2001, son difíciles de usar y suelen afectar a personas con problemas de salud. "Es un problema (el carbunco) pero no es fácil de diseminar y no es algo que mataría fácilmente a gente saludable, que esté en forma", dijo. Las toxinas letales como la ricina -de la cual se encontró una pequeña cantidad en un departamento de Londres en enero- son sólo efectivas si uno "apuñala con esto a alguien en el trasero", dijo.
También restó importancia al peligro que representan las armas radiológicas, diciendo que representaban "enormes problemas" llevar una suficiente concentración al blanco que se intentara atacar, porque ese material debe ser guardado en una caja de plomo. Pero Mackenzie-Orr -quien admitió que no todos los expertos de seguridad coincidían con su opinión-, aceptó que las CBR sí tenían algún atractivo para los grupos terroristas por el temor que podrían generar. "El uso potencial de las CBR es emotivo contra una población que no entiende o está atemorizada por ellas. Tendría un gran efecto psicológico", dijo. (Reuters)