Eugenia Langone / La Capital
"Un problema controvertido y muy complejo sobre el cual se habla mucho y se hace poco". Así, el psicólogo especializado en el área de educación Ovide Menin abrió el debate sobre los índices de repitencia en las escuelas oficiales, y sobre los cuales La Capital publicó un informe que revela que Rosario supera la media provincial, con un 9,5 por ciento. Menin fue claro a la hora de plantear que la calidad educativa es "responsabilidad del Estado, pero también de los maestros, que tendrán que comenzar a debatir en torno a la vocación". Lo cierto es que para el investigador "no hay recetas", sino que "hay que implementar verdaderas políticas de Estado". -La repitencia es un problema que se arrastra desde hace décadas, ¿por qué es tan difícil encontrar una solución? -Siempre se pensó que era una cuestión sólo pedagógica, pero intervienen muchos factores. Hay cuestiones materiales, porque un maestro mal pago no puede replantear su trabajo. Además, en el afán de reformar el Estado abandonó experiencias valiosas que hicieron alguna vez que los índices de repitencia fueran más bajos, incluso en escuelas carenciadas. Y está claro que no se puede trabajar con chicos faltos de comida, zapatillas, libros y contención pedagógica. -El Ministerio de Educación implementará ayuda alimentaria, edilicia, becas y útiles para frenar la repitencia ¿Cree que así se logra? -Estas no tendrían que ser ayudas extra, sino garantías que el Estado tendría que dar todas las escuelas. Pero cada vez que lanzan un programa lo hacen con bombos y platillos, como si no fuera una obligación básica del Estado. -¿La responsabilidad entonces es del Estado? -Claro que los índices de repitencia y abandono son responsabilidad del Estado provincial, que tuvo ministros de Educación que se preocuparon por la política partidista en lugar de implementar las políticas de Estado necesarias en materia de educación. -¿Y los maestros no son también responsables? -Sí y no son pocas sus responsabilidades, porque creo que hay que repartirlas. Tienen que debatir no sólo sobre los problemas del sistema educativo, sino también comenzar a discutir en torno a esa palabra que parece que se ha vuelto maldita, la vocación. Y claro que después hay que luchar para que les paguen como Dios manda. -¿Las fallas vienen del propio sistema educativo? -Es que hay vicios dentro del sistema. Uno es que en magisterio hay crítica de pasillo, pero nunca se corrigen las cosas, a la vez que el gobierno no tiene sensibilidad ante los reclamos docentes. Y también hay mitos que hay que desterrar, como el de abandonar una forma de trabajo porque es de una corriente teórica que pasó de moda y creer que lo nuevo es siempre mejor. Otro es creer que la calidad de la enseñanza mejora con más evaluaciones o llenando cada vez más planillas que nadie lee. Así es que muchas veces el propio sistema empuja a que las cosas no funcionen y que se registren entonces estos índices preocupantes. -¿Hay una receta para solucionar este problema? -Recetas no hay porque es un problema controvertido y complejo sobre el cual los políticos hablan mucho, dicen poco y hacen menos. Pero lo primero es corregir las carencias de los alumnos, darles alimento y contención para después poder trabajar. Y los ministerios de educación de las provincias y de la Nación se tienen que dejar la politiquería y comenzar a hablar en términos de políticas de Estado.
| Menin reclama un debate que apunte "a la vocación". (Foto: Gustavo de los Ríos) | | Ampliar Foto | | |
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