Cuando está encarando el último tramo de su gestión, el gobierno se vio la semana pasada cercado por varios frentes de tormenta. Uno es el de las entidades agropecuarias que salieron a dar pelea contra el paquete fiscal, por el IVA al 10,5%, la negativa a aplicar el ajuste por inflación para el cómputo de ganancias y la devolución de los reintegros a las exportaciones atrasados. Los hombres de campo acusaron al gobierno de "voracidad fiscalista", mientras que funcionarios de Economía les retrucaron que el campo es un ganador en el nuevo modelo. Además, la suba del precio internacional del petróleo creó un cortocircuito con las compañías del sector. Lavagna quiso frenar los embates amagando con más retenciones. Ambas discusiones tienen aún final abierto.