La política monetaria del Banco Central de la República Argentina sigue teniendo un comportamiento errático, impredecible y antojadizo. El resultado es que no aparecen reglas claras y terminan ganando sólo quienes conocen las medidas a tomar, en detrimento del resto de los jugadores del mercado.
Por ejemplo, el gobierno se comprometió ante el Fondo Monetario Internacional (FMI) a absorber del mercado cerca de 4.000 millones de pesos por el exceso de emisión en que incurrió durante los meses de noviembre y diciembre.
Hasta el momento absorbió menos de 300 millones de pesos y no desea absorber más porque para hacerlo debería ofrecer una tasa de interés más elevada a los ahorristas, lo cual llevaría a incrementar el costo de financiamiento del Estado. Ante este escenario adopta el camino más cómodo que es incumplir.
Las entidades financieras atraviesan un momento muy especial, el Banco Central de la República Argentina no asiste a ningún banco con redescuentos, que son créditos ante necesidad de efectivo. Por otro lado prácticamente no existe el crédito entre entidades financieras, por lo cual la tasa de call money resulta irrepresentativa para cualquier análisis. Así las cosas, el banco queda a merced del ahorrista que a medida que pasa el tiempo va colocando sus recursos a la tasa que más le conviene.
La tasa pasiva por grandes montos estuvo esta semana en un promedio que va entre el 24 y 26 por ciento anual y en algunos casos muy puntuales llega al 30 por ciento. En este escenario de tasas bajas en Lebac y altas en las entidades financieras, la incertidumbre radica en que aún no se sabe cómo hará el BCRA para absorber pesos del sistema.
Alguna versión emanada desde el propio ente rector dejó trascender que el BCRA no vería con malos ojos que el peso se devalúe contra el dólar y que haya una mayor demanda de billete. Ante este escenario, el Central, lejos de comprar, debería vender dólares a un precio elevado, de esta forma absorbería pesos y luego recompraría los dólares vendidos a un precio inferior.
Está muy claro que el BCRA puede llevar adelante todo este tipo de maniobras porque está inmerso en un mercado altamente regulado, en el cual controla cuántos pesos pueden dirigirse hacia la compra de dólares. En la última semana flexibilizó algunas variables pero de ningún modo permite que tanto particulares como personas jurídicas adquieran más de 150.000 dólares al mes.
En la última semana de febrero creemos que el dólar podría ubicarse un escalón más arriba, ya que el gobierno necesita que los exportadores liquiden divisas con el fin de cobrar el impuesto a las retenciones. De hecho el dólar exportación pasó en la semana de 3,05 a 3,13 pesos y no sería extraño que en la última semana del mes lo coloquen por encima de 3,20.
Como la tasa de interés sigue en un nivel elevado y en marzo se inicia el período preelectoral, no sería extraño que algunos ahorristas no renueven plazos fijos en pesos para pasar las elecciones en dólares, lo cual podría dar un empujón más arriba a la devaluación del peso frente al dólar.
La Bolsa sigue inmersa en el ostracismo lógico que le impone la coyuntura económica, con muy pocos negocios con un Merval en 590 puntos, pero que no tiene volumen como para ubicarse por encima de los 600.
El escenario internacional no ayuda
Las Bolsas internacionales siguen en franco descenso, EEUU muestra indicadores económicos muy malos, que estarían presagiando una mayor devaluación del dólar contra el euro, suba de la tasa de interés en dicho país ante un escenario de mayor inflación (la inflación mayorista de enero fue del 1,6% y es la más alta en los últimos 13 años) y caída de los índices bursátiles.
En este contexto hay una salida masiva de los capitales de mercados emergentes, algo que perjudica a nuestro principal socio comercial, Brasil, que tiene una tasa de corto plazo del 26,5 por ciento anual, el real cotizando a 3,62 por dólar y una inflación del 2,25% en enero que presagia mayor devaluación del real, suba de tasas y caída de actividad económica.
Argentina debe enfrentar un proceso electoral en un escenario interno muy complejo y con un contexto internacional que luce muy complicado, con una guerra en ciernes que puede comenzar en cualquier momento y nadie es capaz de presagiar cuándo terminará.