Venado Tuerto. - Sin saberlo, y quizás sin habérselo propuesto, la venadense Lilia Soto se transformó en la primera mujer en ascender a la cima del famoso pico Kilimanjaro, en Tanzania, sin tener nociones de alpinismo ni haber recibido ningún tipo de adiestramiento. Después de una travesía de cinco días, y de padecer frío, vómitos, mareos y diarreas pudo llegar junto a su esposo español al tan ansiado techo de Africa.
El Kilimanjaro, de 5.895 metros de altura, es la principal fuente de divisas para el gobierno de Tanzania, tiene su propio aeropuerto internacional y lo visitan unos 20.000 turistas por año. La montaña se hizo famosa en la literatura por la novela de Ernest Heminghway "Las nieves del Kilimanjaro". Algunas creencias tradicionales africanas la consideran una montaña sagrada.
El 6 de octubre 1889, el alemán Hans de Meyer, con su guía alpestre Ludwig Purtscheller, alcanzó la cumbre del Kilimanjaro. Desde ese día la montaña se ha convertido en un ícono para la exploración y el descubrimiento, y un desafío para los amantes del alpinismo.
Lilia, de 26 años, vive en Barcelona desde hace tres años, cuando junto a dos amigas viajó rumbo a España en busca de nuevos horizontes. Trabajó como recepcionista en un complejo de canchas de tenis y fue camarera de un restaurante, donde conoció a Bernat Baeza, un biólogo catalán que tiempo después la hizo su esposa.
"Fuimos a Tanzania de luna de miel en noviembre de 2002 y luego de hacer un safari en la reserva del cráter de Ngorongoro, conocimos a unos ingleses que habían escalado el Kilimanjaro y nos mostraron unas filmaciones. En ese momento pensamos que también podríamos hacerlo, a pesar de que nunca habíamos hecho ese tipo de actividad", relató Lilia.
Rumbo a la cumbre
La joven agregó que luego del encuentro con los ingleses, contrataron los servicios de una empresa de excursiones que les proveyó de unos guías. "El ascenso nos costó unos 600 dólares y partimos sin ningún adiestramiento. Salimos con cinco personas más. El guía, de nombre Morongo, un ayudante; el cocinero también con su ayudante y un hombre que que se encargaba de armar las carpas. El Kilimanjaro tiene unas diez rutas para ascender y nosotros subimos por Machame, que es una de las más difíciles. Ellos aconsejan subir en seis días para poder aclimatarse bien, pero mi marido quiso hacerlo en cinco", explicó.
Luego agregó que "el primer día subimos seis horas, el segundo cinco y el tercero otras seis. Hasta allí llegamos a los 4.000 metros con un tiempo muy duro, ya que llovía y nevaba. Yo me sentía muy mal porque tuve vómitos, dolores de cabeza, mareos y diarreas. Los africanos cocinaban con kerosene y como llovía debían hacerlo dentro de la carpa, por lo que toda la comida tenía gusto a ese combustible. Comíamos pastas, arroz, pollo, ananá, mango y tomábamos mucha agua.
A la una de la mañana del cuarto día, los aventureros emprendieron el ascenso hacia la cima. "Después de seis horas y de haber tenido varios ataques de pánico llegamos a la cumbre. La vista es espectacular. Estábamos arriba de las nubes pero vimos el glaciar y el cráter del volcán. Me sentía mal pero estaba feliz por ver esa maravilla natural", confesó Lilia.
El descenso lo hicieron en dos días bajo la lluvia y cuando llegaron a la base, la empresa de excursiones le entregó un diploma por ser la primera mujer en haber hecho cima por esa ruta sin ser alpinista ni haber recibido ningún tipo de adiestramiento.