Brasilia. - El presidente de Brasil Luiz Inacio Lula da Silva instó ayer al Congreso, donde no cuenta con mayoría absoluta, a asociarse con el Poder Ejecutivo y tratar con rapidez una serie de polémicas reformas, en un intento por plasmar su enorme popularidad en acciones concretas de gobierno. "Vine aquí a proponer una sociedad para construir juntos el Brasil de nuestros sueños", dijo Lula al plenario del nuevo Congreso surgido tras las elecciones generales de octubre, que catapultaron al ex dirigente sindical a la presidencia. Al inaugurar las sesiones ordinarias del Congreso, un hecho inusual en la política brasileña solamente protagonizada antes por dos presidentes en la historia, Lula pidió al Poder Legislativo que asuma la voluntad mayoritaria de la población y promueva reformas con rapidez. "Fui elegido para cambiar a Brasil", indicó Lula. "Tengo la certeza que esta legislatura hará del Congreso el escenario de los grandes debates de decisiones sobre la reforma tributaria, de la seguridad social, política, laboral, agraria y del sistema financiero", agregó. Reformas como las del deficitario sistema estatal de pensiones y del esquema tributario, que impone una dura carga para el sector privado muchas veces sin contrapartidas, son consideradas clave para que el país supere su lento crecimiento económico. "Las reformas estructurales no son una necesidad de éste o aquel poder. Son reformas reclamadas por el conjunto de la población que deben ser hechas para que el país vuelva a crecer", declaró Lula. El oficialista Partido de los Trabajadores (PT) y sus aliados constituyen el mayor bloque político en el Congreso, pero están lejos de tener los votos necesarios para imponer enmiendas constitucionales o asegurar fácilmente la aprobación de reformas, lo que significa que cada votación de asuntos conflictivos impulsados por su gobierno podría verse sujeta a arduas discusiones. Para analistas políticos, el gobierno de Lula, que asumió el 1º de enero y cuenta con un fuerte respaldo popular, debe aprovechar su enorme capital político para implementar las reformas este mismo año, en especial la del sistema estatal de pensiones. "Existe una oportunidad como nunca la hubo en los últimos 15 años. En el Congreso no existe una oposición consistente y fuerte contra las reformas", explicó Carlos Pío, de la consultora Augurium. El analista indicó que solamente sectores de izquierda, algunos de ellos dentro del propio oficialismo, tienen una posición contraria a las reformas y que los partidos opositores con importante representación parlamentaria podrían acompañar las propuestas del gobierno si éstas se hacen en forma inmediata. Pero si la administración de Lula se demora, su base de apoyo en el Congreso podría debilitarse. El gobierno y sus aliados controlan unas 255 bancas en la Cámara de Diputados sobre un total de 513, y 31 bancas en el Senado sobre 81 asientos. Pero la gran cantidad de partidos políticos de los que Lula se ha valido para sellar acuerdos en el Congreso han dejado a sus alianzas sujetas a los vaivenes de la coyuntura, según analistas. La alianza del gobierno en el Congreso "es programáticamente gelatinosa. Puede empeorar", escribió recientemente en un semanario el politólogo Sergio Abranches. En su mensaje al Poder Legislativo, Lula defendió también algunas de las decisiones de su administración, entre ellas la de declarar prioritaria la lucha contra el hambre y la pobreza y la de elevar la meta de superávit primario para estabilizar la relación deuda/ PBI del Estado. "No existe un Brasil del Ejecutivo, un Brasil del Legislativo y un Brasil del Poder Judicial. Existe un solo Brasil de 175 millones de seres humanos que tienen urgencia en conquistar su ciudadanía", sostuvo Lula, (Reuters)
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