Año CXXXVI
 Nº 49.757
Rosario,
martes  18 de
febrero de 2003
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El polimodal, ¿un salto al vacío?

Fernando Pisani (*)

El año pasado la mayoría de las escuelas secundarias de la provincia de Santa Fe vieron desaparecer los planes de estudios y títulos que le dieron su identidad desde su nacimiento. Sin pena ni gloria, aunque para muchos con pena, se tituló la última promoción. Sólo algunas pocas escuelas técnicas -las transferidas de la Nación- que tenían planes de seis años, tendrán ese doloroso momento este año. Y doloroso porque es un sentir extendido porque el cambio tiene más características de salto al vacío que una superación de lo anterior.
Es cierto que los actuales malos resultados en el ingreso a la Universidad no son atribuibles a la promoción del polimodal, aunque sí a la política de su implementación, pues dichos alumnos han recorrido todo su itinerario escolar bajo los diez años de esas directivas.
Esta política viene descalificando desde hace años la vieja escuela, creó climas de incertidumbre e inseguridad en los docentes y sobrecargó sus tareas, sin atender el doble esfuerzo que significó para la escuela la atención de dos planes de estudios, a lo que hay que sumar la falta absoluta de capacitación para la implementación del Polimodal y los Trayectos Técnicos Profesionales.
Lo que el Ministerio dio por llamar "el polimodal a la santafesina" expresó una manera de implementar que cada vez preocupa más por la baja calidad educativa y no advertirse paralelamente medidas correctivas. Si bien el Ministerio no ha realizado un estudio comparativo de las últimas décadas, la cantidad de alumnos que se llevan materias y la cantidad de materias que se llevan por alumno, han crecido en los últimos años.
Aparte de la ausencia de capacitación en los nuevos planes y otras cuestiones, el nivel de exigencia tiende a bajar por cuestionables criterios de promoción y evaluación puestos por la provincia. Muchos docentes han manifestado lo duro que es comenzar el año y que los alumnos sepan que si en el primer trimestre se sacan un uno y en segundo trimestre sacan otro uno, "no hay problemas, con un siete en el último aprobamos". Y no faltan los que argumentan "¿para qué estudiar durante el año?, sólo un esfuerzo al final alcanza", y si no saca el siete, "nos quedan los exámenes y apoyos para zafar en diciembre o en marzo".
Algunos docentes manifiestan que frente a este sistema hasta sería preferible trabajar sin nota, sólo con aprobado y desaprobado. Además, limitar los espacios que pueden adeudar pone al docente en la disyuntiva de si hacerlo repetir (o peor aún, que quede en la nada si está en 9º año de la EGB, pues ni repite ni puede terminar el primer año del polimodal), o hacerlo pasar, lo que no sería igual si pudieran adeudar dos o tres espacios curriculares.
La situación de muchas escuelas técnicas es aún peor, porque no se ha atendido a la ruptura de su identidad y pérdida de su ser de escuela técnica que se pretende imponer con esta implementación, pues ahora son sólo escuelas polimodales con una oferta técnica optativa, en vez realzar su identidad y unir su propuesta educativa en una sola (como lo intentan algunas otras provincias)
Aún hoy existen posibilidades de remontar estas cosas tan graves, pero lamentablemente hasta que no se reviertan estas generaciones no sabrán ni lo que es prepararse para la universidad ni para el trabajo, al menos no lo sabrán obra y gracia de las políticas ministeriales. Lo poco o mucho que conseguirán de la escuela dependerá más que nada de la propia escuela, que contra viento y marea trata de hacer las cosas lo mejor que puede; y de la familia, la que pueda, que muchas veces además del problema económico y de la amenaza o presencia de la desocupación, debe cargar la incertidumbre del futuro educativo de sus hijos, porque el sistema así no es confiable.
Desde la Unesco para abajo, todos acuerdan que hoy se condena a la marginación y a la pobreza, no ya a quienes no pueden acceder a la educación, sino a aquellos que no puedan acceder a una educación de calidad. Calidad que puede y debe ir de la mano de la equidad y de la justicia.
Son loables e importantes los esfuerzos de algunas universidades de articular con algunas escuelas para contribuir a la preparación de los postulantes durante su último año en la secundaria. Con ello se podrán bajar algunos índices pero no debemos llamarnos al engaño: ni la mayoría de los alumnos del sistema tendrá la mínima posibilidad de ingresar a estudios superiores, ni los que ingresen de terminar. Y lo que es más dramático, hay un punto clave que no se mide y que no sale directamente en las estadísticas, mucho peor que el fracaso al ingreso a la universidad y que es el ingreso a la vida.
En estos últimos años se han tomado medidas muy desafortunadas, pero no tiene caso quedarnos en esa discusión. Lo importante es producir los cambios necesarios y redoblar los esfuerzos para revertir esta situación. No se necesita mayor presupuesto para eso, sólo cambiar y tener un plan educativo.
(*) Docente del Politécnico y de la Técnica
Nº 468. Ex jefe del Departamento de Educación Técnica del Ministerio de Educación de Santa Fe


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