Fue un trabajo limpio porque los ladrones, que tenían excelente información de la ubicación de los objetos que buscaban, no se fatigaron revolviendo nada. Tampoco hubo violencia, ya que entraron después de aguardar a que no hubiera nadie en la casa. Al retornar, a la dueña le pareció notar en su domicilio los efectos de una extraña tempestad que, sin embargo, no había dejado desorden. Apenas advirtió que algo había descolgado los cuadros originales más costosos, vaciado joyas de los alhajeros, removido de su sitio jarrones de porcelana con firma de artista, tomado 1.500 dólares de una caja fuerte y hasta abierto el garaje para desaparecer con auto y todo.
No solamente esas cosas faltaban cuando María Luisa Bottiroli, de 78 años, llegó el domingo a la noche a su elegante vivienda de Corrientes entre Viamonte y Ocampo. Tampoco estaban los tres televisores de la vivienda ni una videocasetera. Entre las joyas sustraídas, dijo la policía, se contaban anillos de platino con incrustaciones de esmeraldas, cadenas de oro, algunos diamantes y un Rolex. El valor de las pérdidas es enorme pero ni los familiares ni la policía estimaron el monto.
La policía estaba convencida de que un atraco tan prolijo nunca pudo perpetrarse sin datos aportados por el entorno de la víctima. "Los tipos entraron con una llave por la puerta, contando de antemano con que no habría nadie y sacaron cada cosa con más delicadeza que una bailarina: hagan la cuenta si esto no fue entregado", dijo anoche un investigador del caso.
María Luisa vive sola en Corrientes 2355, en una casa de dos pisos revestida de mármol de color bordó en la planta baja. En el lugar también funciona un estudio jurídico. Cerca de las 4 de la tarde del domingo la dueña de casa salió con Liliana, su sobrina, a visitar a unos familiares. A las 11 y media de la noche, las dos mujeres regresaron y un detalle les llamó la atención: estaban todas las luces de la casa encendidas. Liliana y su tía dieron por hecho que algo extraño había ocurrido.
Las dos mujeres temieron que en el interior de la casa pudiera haber ladrones y decidieron llamar a la policía. Y sólo entraron cuando llegó la primera patrulla. Traspasaron la puerta y encontraron la casa literalmente vaciada.
Los ladrones se habían apoderado de jarrones de porcelana con firma de artista, es decir, "de mucho valor" y de las alhajas y el efectivo que estaban guardados en una caja de seguridad que fue violentada. Tampoco estaba el Peugeot 405 estacionado en la cochera. Al parecer, los maleantes cargaron los elementos sustraídos en el auto y desaparecieron sin ver vistos por ningún testigo. Ayer a la mañana los vecinos de María Luisa estaban sorprendidos porque no habían escuchado movimientos extraños en la casa.
Violencia mínima
Los ladrones solamente forzaron una abertura para pasar de una habitación a otra. Las mujeres descubrieron que los ladrones habían entrado con una copia de la llave de la puerta del garaje. Liliana no pudo precisar el monto de lo robado. "Tenemos que hacer un inventario", dijo. "Se llevaron los ahorros de la familia de muchísimos años", se lamentó.
No cabe duda que los ladrones conocían lo que planeaban recoger porque casi no provocaron desorden. "Se llevaron las cosas de más valor", explicó Liliana. Antes de irse, dejaron el destornillador al lado la caja fuerte vulnerada.
Ayer a la mañana María Luisa estaba muy asustada y prefirió que su sobrina atendiera a los periodistas que se acercaron para conocer detalles del atraco. Liliana cree, al igual que la policía, que el o los autores son personas allegadas a Bottiroli "porque, insisto, no se nota que hubieran actuado con violencia". Liliana denunció el robo al Comando Radioeléctrico y a la comisaría 5ª. Agentes de la Brigada de Investigaciones también fueron a la vivienda asaltada para levantar huellas de los ladrones.
De todo lo que se llevaron los ladrones sólo apareció el Peugeot 405, ayer a la tarde, estacionado en Crespo al 600.