Los hinchas de Central estaban obligados a brindarle su apoyo a este equipo en el sinuoso camino que arrancó anoche en el Nuevo Gasómetro y a juzgar por su garganta no defraudaron. Si bien las condiciones climáticas no acompañaron porque ayer llovió parejito durante todo el día en Buenos Aires, el pueblo canalla igualmente dijo presente en el Bajo Flores. Movilizados por los auguriosos antecedentes que acumuló el equipo de Russo en la etapa preparatoria, más de un millar de centralistas le pusieron buena cara al mal tiempo y demostraron desde el mismo inicio del partido que el código del aguante también será uno de los sostenes para encarar esta campaña. Quizá la inmensidad de la tribuna visitante los disfrazó de almas desperdigadas en el cemento, pero ellos supieron pilotear la adversidad y se hicieron sentir hasta el límite de que en algunos momentos taparon el aliento azulgrana. Ni siquiera cuando el partido se tiñó de chivo con la expulsión del mellizo Gustavo y el posterior gol de Saja cesaron su apoyo. Al contrario en esa instancia redoblaron esfuerzos y tiraron del cable que los conectó directamente al corazón de sus jugadores. Y vaya si lo lograron, hasta tuvieron resto para explotar en gritos y cánticos cuando Horacio Carbonari metió un fierrazo al palo derecho de Saja para definir el partido.
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