| | Intuición que evitó un robo en el último instante Dos ladrones coparon un comercio. Los empleados habían sospechado al verlos y alcanzaron a avisar a la policía
| Dos ladrones armados que habían encerrado a dos empleados en el baño de una casa de indumentaria deportiva de Mendoza al 5200 fueron atrapados por la policía en el momento en que se iban cargados de mercadería. La llegada de la patrulla del Comando Radioeléctrico no pudo ser más oportuna. Los dos intrusos cayeron en la misma puerta del comercio cuando hacían malabarismo con los paquetes que acababan de apoderarse. El traspié se debió a la intuición de uno de los propietarios del negocio que sospechó de las intenciones de dos jóvenes que bajaban de una moto frente a su local. Y por ello salió a la calle acompañado de una de las empleadas mientras la restante quedaba en el mostrador. Al principio los asaltantes pidieron probarse zapatillas. Pero rápido desmontaron su teatro y se encaminaron hacia Sebastián Luvera, uno de los dueños del comercio, que aguardaba en la calle. "Vamos para adentro", le ordenó uno de los motociclistas, armado con un revólver calibre 22, mientras su cómplice exhibía un cuchillo. Los ladrones arrancaron los cables de los teléfonos y encerraron dentro del baño a Sebastián y a la empleada. Enseguida empezó la tarea en el negocio. Donde los ladrones fueron una tromba. "Subieron al depósito y arrasaron. Después bajaron y se quedaron porque aparentemente pensaban robar a los clientes que fueran entrando", contó Emiliano Luvera, hermano de Sebastián. Pero una de las empleadas, que había cruzado la calle, advirtió que el movimiento dentro del comercio era anormal y llamó a la policía. "Llegaron al toque, en un minuto y medio. Y los agarraron cuando se estaban yendo hacia la Honda Econo Power verde en la que llegaron", reseñó Emiliano. Desde el baño, Sebastián Luvera y la empleada escucharon el grito seco de un hombre del Comando. "Todos abajo, al piso, la policía", vociferó el uniformado. Los intrusos comprendieron que no se llevarían nada y, sin alternativas, obedecieron. Esta vez los Luvera, que administran un negocio familiar que tiene 35 años en el barrio, respiraron. Pero en otras ocasiones no tuvieron esta suerte. "Nos robaron unas cuantas veces. Hace cuatro meses fue la última y me llevaron 3 mil pesos en mercadería", aseguró. Los detenidos por el robo de ayer dijeron ser Sergio Gerardo Gómez, 18 años, y Carlos Damián Gómez, de 22. Dieron el mismo domicilio y se presume que son hermanos. Se les secuestró un revólver un cuchillo y las prendas que habían robado.
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